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ix. Y EL CORAZÓN SE AGRIETÓ
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LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO SE MANTIENEN EN UN EXPECTANTE SILENCIO en los segundos que siguen al exilio de Azrael. Exilio que yo misma realicé gracias al cuarzo de mi collar. Observo mis brazos y diviso algunas gotas de sangre azul provenientes del aevintriano. Mi estómago se revuelve por la combinación de situaciones anteriores que arruinaron su correcto funcionamiento. Las sucesivas teletransportaciones, el hecho de que mi madre me esté guardando secretos y por sobre todas las cosas, mi amenaza hacia Génesis. La Diosa que puede crear profecías en cuanto al futuro, intenta asesinarme por un motivo desconocido y que, por si fuera poco, puede que le haya cortado las alas a su propio hijo. El vómito emerge esta vez sin que pueda contenerlo.
Eso es lo único que se escucha hasta que mi estómago queda completamente vacío. Asqueada, limpio mi boca con mi camisa, dispuesta a quemarla apenas todo esto acabe. Me hago una desordenada trenza en el cabello y busco con la mirada a alguien que me pueda dar la razón de esta extraña soledad. Parece que todo el palacio se hubiera quedado mudo. Corro hasta la salida de los campos, y mi mirada recae al instante en el Bifrost. Este está funcionando, emitiendo un rayo hacia un destino incierto y estoy bastante segura de que eso no debe significar nada bueno. Coloco mi collar en mi cuello y tomo una larga respiración antes de posicionar mi mano sobre el cuarzo e intentar transportarme hasta allí. Nada ocurre. La piedra preciosa no emite ningún brillo y por su color opaco, no creo que lo vaya a hacer en un tiempo. Haberlo usado para desterrar a Azrael de Asgard debe haber gastado todo su poder. Como segunda alternativa, voy corriendo hacia los establos y suspiro de alivio al ver que Eos se encuentra allí.
—¡Eos! Gracias a Njörd —acaricio su cuello y él relincha al verme. Sonrío, feliz de que no esté lastimado por mi huida y suelto la cuerda que lo mantiene atado a la estructura de los corrales—. Vamos a una aventura más —digo con un tono que rebosa de agotamiento.
