1994.
La familia Brandon vivía en una de las granjas más grandes de California, la cual se ubicaba en las afueras del pequeño pueblo de Gnilwor, sobre el kilómetro 23 de la carretera Spring Road.
La granja Brandon no era como cualquier otra, era una muy especial; contaba con varias vacas lecheras que proporcionaban la mejor leche de todo el pueblo, y su carne era de la mejor calidad. Tenían decenas de gallinas que producían los huevos más deliciosos, y, sin mencionar, un enorme huerto en donde crecían calabazas, tomates, maíz, zanahorias, y otros vegetales.
Ese huerto era vigilado por el espantapájaros de la granja, su nombre era Cloopy, y fue bautizado así por Evan Brandon, quien fue el patriarca de la primera generación de la familia.
Los Brandon llamaban a Cloopy "El espantapájaros de la cosecha" porque desde que ellos lo hicieron con sus propias manos y lo instalaron en el huerto, ningún pájaro o cuervo se había atrevido a descender a la cosecha y comérsela.
El éxito de Cloopy en mantener a salvo el huerto no paraba de asombrar a los Brandon, ni a las generaciones Brandon que siguieron...
***
La familia se encontraba ya en su sexta generación. Eran una familia muy unida, y se podría decir que no había un momento del día en que se viera triste a uno de ellos.
En la casa de la granja vivía una niña llamada Cindy. Cindy era muy alegre, tenía cabello largo y rubio, ojos verdes, y era la hija menor de los Brandon. De las tres hijas que tuvieron los Brandon, ella era la más parecida a su madre.
Cindy, junto con sus hermanas mayores, Katie y Anna, hicieron historia dentro de la familia Brandon, ya que fueron la primera generación únicamente de mujeres, y aparte de que fueron más de una. Los Brandon desde un principio solo habían engendrado varones, y todos fueron hijos únicos. Nunca habían tenido a una mujer, y mucho menos tres, motivo por el cual sus padres también estaban contentos, más que todo su madre.
Cindy era muy feliz viviendo en el campo, en una hermosa colina que era en donde se situaba su granja. Pero lo que más le gustaba, era ver el paisaje a la hora del atardecer.
Como miembro de la familia, Cindy tenía sus obligaciones: ella debía ir al huerto a revisar y a recoger la cosecha.
Su hermana Anna, se encargaba de ordeñar a las vacas dos veces por día.
Katie, por ser la mayor, tenía dos tareas: recoger los huevos de las gallinas tres veces por día, y debido a que tenían varios corrales y en cada uno las gallinas daban huevos a diferentes horas, Katie tenía que ir a revisarlos cada veinte minutos para verificar si los huevos ya habían sido puestos. Katie también tenía que atender la tienda que había en la entrada de su granja, al lado de la carretera, donde muchos lugareños tanto como turistas pasaban por ahí a diario para poder comprar sus deliciosos productos, lo cual, era una de sus mayores fuentes de ingreso.
Cristopher Brandon, el padre de las chicas, de estatura mediana y con calva en la coronilla, y que casi siempre llevaba puesto un sombrero de paja, viajaba seguido a Gnilwor en su Pickup modelo ochenta para venderles a los comerciantes del pueblo huevos, leche, frutas y verduras semanalmente. También se encargaba de limpiar a Cloopy el espantapájaros, para que se mantuviera (según la familia) presentable como siempre. Cuando su ropa estaba polvorienta, Christopher la retiraba de su cuerpo de paja y la remplazaba con otra más limpia. Y al terminar de asearlo, era costumbre suya decirle:
—Listo, que guapo quedaste.
Christopher además tenía una tarea que no tenía nada que ver con la granja, y esa era llevar a Cindy a la escuela cada mañana, de lunes a viernes, al oír cantar al gallo. A Cindy le gustaba ir a la escuela, pues ahí podía ver a su mejor amigo de toda la vida: Oscar Parker.
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CLOOPY
HorrorCindy Brandon vive junto a su familia en una granja situada en las afueras de un pequeño pueblo de California. La vida de Cindy siempre está plagada de risas, amor, cariño, amistad y felicidad, pero cuando cumple los trece años, un macabro acontecim...