4 En busca de una solución

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Una vez que Oscar había terminado de investigar en la biblioteca, guardó los archivos en el librero y regresó a su casa. En el camino, iba pensando en cómo contarle todo a Cindy, pero al final llegó a la conclusión de que lo mejor sería decírselo al día siguiente, así tendría tiempo para ordenar sus ideas y para que, cuando llegase el momento de contarle todo a su amiga, se lo dijera de la mejor forma posible.

Se hizo de noche, y después de la cena Oscar se fue directamente a la cama.

Se encontraba acostado de espaldas, de manera que quedó mirando hacia el techo. En su mente rondaban cientos de palabras que podría usar para contarle la verdad a Cindy, y las que consideraba importantes las guardaba en algún rincón profundo de su cabeza. Estuvo así por casi media hora, hasta que finalmente había formado una estructura perfecta para contarle todo a Cindy. Sin embargo, para que no se le olvidase ni un solo detalle, se levantó de la cama y la escribió en una hoja de su cuaderno escolar. Una vez que ya estaba escrita, Oscar regresó a su cama y, sintiéndose agotado metafísicamente, cayó dormido al instante.

Toda la casa de Oscar estaba a oscuras. El reloj marcó las tres de la madrugada, y fue entonces cuando Oscar comenzó a tener un sueño intranquilo, el cual poco a poco se fue convirtiendo en una pesadilla.

Oscar soñó que estaba en la granja de Cindy, y por alguna razón quiso ir al huerto a buscarla, pero al llegar vio que no estaba ahí. De pronto, una voz siniestra dijo su nombre. Oscar se dio la vuelta lentamente y vio a Cloopy parado frente a él. Oscar gritó e intento salir huyendo, pero una fuerza invisible lo tomó del cuello y lo empujo bruscamente hacia el suelo.

—Aléjate—murmuró Cloopy con doble voz, y ambas eran graves y tenebrosas—Aléjate y no interfieras, maldito chico.

Oscar trato de levantarse, pero de la nada sintió algo que se lo impedía. Oscar miró sus piernas y vio que ambas estaban sujetas por unas cuerdas muy sucias y delgadas. Esas cuerdas eran raíces que habían surgido de la tierra del huerto, pero eso no fue todo. Oscar de pronto empezó a sentir cómo poco a poco las raíces lo jalaban nuevamente hacia atrás, hacía Cloopy.

Súbitamente, la tierra del huerto empezó a abrirse debajo de Cloopy, pero esté no se cayó, sino que quedó levitando sobre él. Oscar seguía siendo arrastrado por las raíces, y entonces comprendió que lo llevaban hacia ese abismo salido de la nada, pero afortunadamente alcanzó a sujetarse de la cerca de madera que rodeaba el huerto.

De pronto Cloopy se deslizó por el aire y puso su cabeza de calabaza muy cerca del rostro de Oscar. Entonces, un relámpago iluminó toda la granja, y su cegador destello reveló que debajo de la cabeza de calabaza de Cloopy, se veía el rostro de una mujer mayor, con cabello ondulado y marchito, y con tres verrugas en la cara. Oscar se asustó tanto que se soltó de la cerca.

Empezó a caer y a caer al profundo abismo, y cuando impactó con el fondo, se despertó. Ya era de día, y la luz del sol atravesaba su ventana, iluminando cada rincón de su habitación.

Oscar estaba bañado en sudor, y apenas podía respirar. Entonces pensó que tal vez estaba tan concentrado con el asunto de Cindy, que por lo tanto acabó teniendo una pesadilla relacionada a ello. ¿Habría sido eso? ¿O pudo haber sido alguna especie de advertencia? Un escalofrío lo invadió por completo en cuanto se hizo estas dos preguntas, así que decidió inclinarse más por la primera opción: todo había sido solo una pesadilla por estar pensando tanto en el tema.

Cuando bajó a desayunar, su madre estaba en la cocina terminando de preparar el desayuno y su padre estaba leyendo el periódico.

—Buenos días, mamá. Buenos días, papá—dijo.

CLOOPYWhere stories live. Discover now