5 El libro azul

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Fueron diez segundos en los cuales lo único que escuchaba Cindy era el sonido estático de la línea telefónica, y cuando empezó a creer que eso ya era demasiado, rompió ese silencio diciendo:

—Oscar ¿sigues ahí?

Cinco segundos más tarde, la voz de Oscar le respondió.

—Eh...sí—dijo él.

— ¿Y? ¿Tú qué opinas?

Al otro lado de la línea, Oscar abría y cerraba la boca sin poder hallar las palabras necesarias, por lo que lo único que pudo decir fue:

—Cindy...creo que es mejor que lo hablemos después de navidad. Justo ahora no...no sabría qué decirte.

—Está bien, lo entiendo—dijo Cindy, con voz comprensiva—Tienes razón, será mejor que nos concentremos en eso después de navidad.

—Muy bien. Adiós—murmuró Oscar, Cindy notó en su voz un deje de aguda perplejidad.

—Adiós—respondió Cindy, pero cuando se apartó el teléfono de la oreja para colgar, de pronto escuchó a Oscar gritar su nombre, y se llevó nuevamente el teléfono para corresponderle— ¿Qué pasa?—preguntó.

—Nada es solo que...espero que sepas lo que significa hacer una sesión de espiritismo.

—No te preocupes, sé que ambos encontraremos la manera de que todo nos salga bien.

—De acuerdo. Cuídate—dijo Oscar.

—Igual—respondió Cindy, y luego de esperar por unos segundos para asegurarse de que Oscar no volviera a llamarla con un grito, finalmente colgó.

En casa de Oscar, él pasó el resto del día escrutando la idea de Cindy sobre llevar a cabo una sesión de espiritismo. La comparó con el resto de las ideas que él había pensado, pero al final concluyó que esa era la mejor opción de todas.

***

Había llegado la navidad. Oscar y Cindy estuvieron de vacaciones por dos semanas para celebrar navidad y año nuevo, por lo que retomarían sus clases hasta el siguiente año.

En la víspera de noche buena, la casa de los Brandon estaba muy iluminada tanto por dentro como por fuera. Llegaron unos cuantos invitados para la celebración y entre ellos estaban Carl, el novio de Katie, Andrea y Erika, las amigas de Anna, y también estaban Oscar y sus padres.

La noche era tan hermosa y perfecta, llena a rebosar del espíritu navideño, que para Cindy y Oscar fue imposible tocar el tema de Cloopy o de la sesión. Ambos se dirigieron a la sala, se sentaron en el sillón frente a la chimenea y empezaron a hablar.

—Sabes, me preguntaba si un día te gustaría ir a cabalgar conmigo—dijo Cindy.

— ¿En Perks y Terks?—preguntó Oscar, emocionado.

—Sí. Bueno, si mis padres me dan permiso—le dijo con una risa.

—Cindy, tus padres son mis padrinos, no creo que no me den permiso—repuso él, haciendo que Cindy asintiera con una sonrisa.

La velada fue maravillosa. Angélica ayudó a Rosa en la cocina a preparar el pavo, Cristopher estaba con Adolfo en la terraza de la entrada bebiendo champaña y compartiendo chistes, Katie estaba sentada con Carl en un sillón próximo al de Cindy y Oscar, por lo que ambos decidieron irse al comedor para darles espacio, y Anna estaba con Andrea y Erika en el jardín discutiendo acerca de una nueva ropa que las haría verse a la moda y que deberían comprar.

El reloj marcó las diez de la noche, y el pavo ya estaba listo. Angélica lo llevó junto con Rosa hasta la mesa y le dijeron a todo el mundo que se fueran a sentar.

CLOOPYWhere stories live. Discover now