CLOOPY

10 La nube roja de humo

Cindy subió por el camino de tierra arrastrando a la vez su bicicleta. Y con cada paso que daba iba pensando en un modo de cómo decirle la verdad a su familia sin que ellos la creyeran loca. Sin embargo, recordó lo que Oscar le había dicho antes de que se lo llevaran: "Busca en ti las palabras más explicitas que puedas y te creerán" Eso no quería decir que Cindy debía pensar primero en las palabras, luego ensayarlas un par de veces y por último ir a decírselas a su familia. Lo que eso quería decir, era que la explicación no era más que decir únicamente la verdad.

Pero, si no le creían, Cindy tenía en mente hacer algo que probablemente haría que le creyeran.

Cindy dejó tirada la bicicleta y subió trotando las escaleras de madera que llevaban a la puerta principal de su casa. Al entrar, se dirigió a la sala y ahí estaba reunida toda su familia, pero no estaban viendo televisión, sino que estaban todos con rostros serios y al parecer discutiendo algo importante. Todos dejaron de hablar en cuanto entró Cindy.

—Miren, tengo que decirles algo—dijo Cindy.

—Ya lo sabemos, hija—dijo Rosa—Sabemos lo de Oscar.

— ¿Lo vieron en las noticias?—preguntó ella.

—Primero nos llamó Joseph Monroe y nos dijo que sintonizáramos las noticias. Luego él nos dio todos los detalles.

Por el momento, Cindy quiso saber qué pensaban sus padres sobre lo que había ocurrido con Oscar, por lo que, antes de decirles todo, preguntó:

— ¿Y ustedes harán algo? Recuerden que son sus padrinos.

—Sí, Cindy—dijo Christopher—lo sabemos. Y sí, vamos a ayudarlo con lo que sea que necesite, pero...justo ahora estábamos hablando y...creemos que es mejor para ti que no veas a Oscar por un tiempo.

Cindy abrió los ojos y a la vez alzó sus rubias cejas.

— ¿Qué?—exclamó— ¿Por qué?

—Por tu seguridad—respondió Rosa—Pensamos que...si el que mató a los Parker también quiere asesinar a Oscar, como tú eres la persona más cercana a él, probablemente ese loco quiera hacerte daño a ti también.

— ¡No, eso no es verdad!—exclamó Cindy.

—Y cómo estas tan segura de eso ¿eh?—dijo Anna.

Cindy cerró los ojos, suspiró y entonces...dijo:

—Miren, yo sé quién mató a los padres de Oscar. No se alarmen pero...pero no es un hombre. Verán, desde el año pasado me empezaron a ocurrir cosas horribles, y pues...a mí me parecían tan absurdas que no se las quise decir a ustedes, por lo que fui y le conté todo a Oscar. Entonces, a raíz de eso, él me contó una verdad tan horrible que ni yo misma pude creer que fuera cierta, porque al fin y al cabo lo es—dijo Cindy nuevamente con un suspiro— Resulta ser que en nuestra granja penan las almas de unas brujas que, cuando todavía estaban vivas, utilizaban esta colina como centro para sus aquelarres, pero cuando fueron arrestadas decidieron sacarse las almas y vagar por siempre aquí en la colina. Es por eso que casi no conocemos la historia de la evolución de nuestra familia, porque los espíritus de las brujas las han ido matando con el paso de los años. Así que...luego de averiguar todo eso, supuse que nuestro turno había llegado. El punto es que Oscar y yo hemos pasado los últimos meses tratando de encontrar una forma de desterrarlas de la granja, pero parece ser que como Oscar me ayudó bastante, los espíritus de las brujas lo castigaron matando a sus padres. Así que, cuando él salga en libertad, debemos traerlo con nosotros para hacer una sesión de espiritismo y expulsar a esas brujas de nuestra colina.

Silencio total. Christopher tartamudeaba y de vez en cuando miraba a Rosa con una expresión de perplejidad, y Rosa lo miraba de la misma manera. Katie giró su cabeza hacia Anna y se encogió de hombros. Pero Anna era la única que no parecía perpleja. Sin despegar la mirada de los ojos de Cindy, Anna se levantó con parsimonia, caminó unos pasos para alejarse del sillón en el que estaba sentada, y por un segundo Cindy creyó que diría algo como: "Si es cierto lo que dices, entonces debemos hacerlo. Debemos hacerlo para que nuestra granja se vuelva un lugar seguro para las generaciones futuras".