Capitulo 18 -Quien se apunta-

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Ahora que sabían que Lucy se encontraba mejor de lo que decían las primeras previsiones, fueron capaces de dormir. La noticia de que la rubia se había despertado llegó rápidamente a los integrantes del antiguo gremio llenando así, una vez más, la casa de la pelirroja. Todos querían ver a Lucy, todos querían saber como estaba, y todos querían expresar a la pareja las ganas de ayudar que tenían. Eso sí, teniendo en cuenta la condición en la que entró la maga, ninguno hacía amago de alzar la voz siquiera un poquito.

Dentro de la habitación en cambio, la voz de la maga estelar comenzaba a alzarse cada vez más. 

Los ya no tan jóvenes dragones que fuera de la habitación esperaban pacientes al igual que el resto, podían oír perfectamente como Lucy le estaba dando a Natsu el sermón de su vida.

No necesitaban estar ahí dentro ni presenciar la situación para saber que Lucy cada vez estaba más desgastada, más agotada y más apagada. El miedo de que volviese a colapsar estaba presente en los ojos de Wendy, Gajeel y Laxus. Pero les fascinaba ver como la mujer que tan frágil creían ahora estaba aguantando unas condiciones que estaban seguros que ni ellos podrían aguantar. Con apenas magia en el cuerpo, y la que le quedaba alimentandose de su energía vital como si de una sanguijuela se tratara, ahí estaba ella, gritando como podía, manteniendo el tipo como mejor sabía, y sobre todo, haciendo que Natsu entrase en razón una vez más.

— ¿C-Cuantas veces... -Su costosa respiración la impedía hablar con continuidad, pero tampoco es que fuese eso un impedimento para ella.- Te tengo dicho... Que n-no puedes ir a por él solo...? ¿¡Cuantas...?!

— Luce... -Natsu ya no sabia que era lo que más miedo le daba. Si su compañera en si o que esta de derrumbase en cualquier momento.- Deberías tumbarte... Descansar...

— ¡No me cambies... D-De tema! Joder Natsu... ¿Recuerdas... Como a-acabaste la última vez...?

— Sí... Pero ahora sientate al menos... Vamos... No estas en condiciones...

— ¡No m-me digas como estoy... O dejo d-de estar! -Pero cuando fue a dar un paso hacia delante sus piernas volvieron a tambalearse. Menos mal que el pelirrosa tenía unos reflejos de escandalo y pudo sujetarla.-

— Vamos... Te llevaré a la cama... -Que ni un metro de distancia había desde donde estaban hasta la misma, pero los pasos de la rubia eran tan lentos y torpes que lo mejor era, efectivamente, acompañarla y ayudarla.- Recuerdo perfectamente lo que ocurrió, sí... Bueno, no, solo cuando acabó... Pero me lo repites mucho cada vez que se me ocurre ir solo a algún lado... No volverá a pasarme...

— No e-es que no me fie... De verdad... Pero no p-puedo dejar que vayas solo... -Para cuando la rubia se sentó, ya estaba muchísimo más calmada, aunque estaba claro que su condición iba a peor.-

— Lo se... No iré a ninguna parte sólo... Idearemos un plan... Entre todos.... Y cuando te encuentres mejor, iremos a por él.

La rubia sonrió. Le encantaba verlo de aquella manera. Bueno, para que engañarnos, le encantaba verlo, y ya. La manera daba igual, pues era alguien a quien admiraba a todas horas, y bien que le encantaba. Cuando Natsu se sentó a su lado, apoyó la cabeza en su hombro.

— ¿M-Me lo prometes...? ¿Me aseguras... Q-Que no irás sin mi...?

El fino oído de aquellos instruidos por dragones pudieron captar incluso como ambos magos se besaban. En ese momento Laxus comenzó a hablar para al menos dejar de escuchar todo aquello y darles algo de intimidad.

Era curioso ver como cuando aquel hombre hablaba todo el mundo callaba para oír lo que decía.

Horas pasaron así. Laxus hablaba, de vez en cuando alguno aportaba algo a la conversación pero poco más... Pronto fue la hora de comer y Natsu salió del dormitorio.

— Bien... -Aunque seguía con esa cara tan larga que ahora como maestro de gremio oscuro lo caracterizaba, el aura que desprendía era diferente. De alivio, y tal vez algo de felicidad y todo. Que Lucy estuviese bien, o casi, era lo único que necesitaba.- Vamos a partirle las putas piernas a Zeref... Quien se apunta...

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