Capitulo 19 -Un poquito de calma-

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No había nada que animase más a los magos que una vez formaron Fairy Tail que una buena aventura. Bueno, tal vez una comilona como las de antaño, sí... Pero la idea de ir a por el tipo que les había arruinado la familia había hecho que más de un corazón se encendiese.

Cuando Natsu propuso aquella descabellada idea todo el mundo se quedó callado. Lo habían intentado antes y habían fallado. De hecho, lo habían intentado varias veces... Y el resultado era obvio, en todas y cada una de aquellas veces fracasaron. Muchos magos acabaron bastante mal, sin mencionar que al final tuvieron que ceder y no volver, y en el caso del pelirrosa, esconderse.

Pero si se le daba una pequeña vuelta al asunto, no tenía que acabar igual esta vez. Aunque alguno había dejado la vida de mago a un lado, muchos otros habían seguido entrenando, creciendo y superándose a si mismos. Claro ejemplo era la rubia que descansaba en una habitación cercana al enorme comedor en el que restaban. Ahora eran mayores, más fuertes, más hábiles, y esperaban que más inteligentes.

Los primeros en aceptar aquella peculiar invitación fueron los mismos que ayudaron a Natsu a huir, los mismos que durante toda su vida salvo estos últimos años habían estado junto a él y que estaba seguro de que esta vez no se quedarían atrás. Tras ellos Wendy, Gajeel y Levy, seguidos de Cana e incluso Romeo. Muchos más fueron después, animados por la forma en la que aseguraban que acabarían con aquel que había destruido todo lo que habían querido. Pero la incorporación que más llamó la atencion fue la de los Dreyar. Tanto Laxus como Mirajane se apuntaron al carro. Aunque los dos habían dejado atrás su vida como integrantes de gremios, no perderían esta oportunidad de volver a lo que una vez fueron.

Eran el grandioso Fairy Tail, por favor, como iban a quedarse atrás.

Y durante días estuvieron alojados en aquella enorme casa. Incluso cuando no había habitaciones para todos, ninguno quería perderse detalle del entrenamiento, de los planes del Dragneel. Compartían dormitorios, dormían en zonas comunes, sobre mesas o encimeras... Que todo fuese por no perderse un segundo. Así, también había que decir, aprovechaban para estar con Lucy, quien estando en aquella débil condición había vuelto a una actitud mucho más amable y que invitaba al ajeno a conversar. A Natsu le gustaba ver como poco a poco y con la ayuda de todos, la rubia iba mejorando tanto física como mágicamente (la recuperación mental la veía tan imposible que para que buscarle una via).

A medida que Lucy mejoraba, Natsu iba calculando una posible fecha para ir a por Zeref, y el día en el que la rubia salió del dormitorio por su propio pie, casi la escribe con fuego en el jardín.

— ¿Estas seguro de esto...? Crees que esta vez...

— Luce. Somos más. Lo conocemos. Podemos con esto.

Ambos hablaban en la cocina aprovechando que creían tener privacidad. Pero complicado tenerla en una casa llena de gente.

Natsu acaricio el pelo un tanto despeinado de la contraria intentando colocarlo tras sus orejas sin que volviese a caerse hacia delante.

— Nosotros sí. -Ella por su parte no tenía ningún problema con aquel contacto, le gustaba. El calor de sus manos era un buen calmante para cuando estaba tan nerviosa como en aquel momento.- Pero Natsu... ¿Cuantas veces nos hemos enfrentado a Zeref y hemos perdido...? Lo nuestro ya es costumbre, pero van a llevarse un auténtico chasco... Les estas vendiendo una moto que no tienes.

Había que mencionar, que gran parte de Fairy Tail estaba tras la puerta, escuchando, pues tener la oportunidad de escuchar a Natsu hablar amablemente era algo casi insólito.

— Eres una negativa... Esta vez va a ser diferente...

— ¿Lo será...? ¿Entonces luego que haremos...? No podemos volver a Fairy Tail... -Si el oído de Natsu fuese un pelin más agudo hubiese escuchado todos los corazones de los que tras la puerta espiaban romperse.- Creía que habíamos quedado en no volver a encariñarnos...

— Sí... Lo se... Pero no quiero pensar en eso ahora... Mañana iremos a por él, y cuando ese cabrón esté muerto, ya decidiremos qué hacer...

— Uh... Claro, maestro...

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