Capitulo 9 -Recuerdos dolorosos-

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Dejaron el equipaje sobre las camas de aquella amplia habitación. Cansados. Exhaustos. No habían tenido tanta interacción con personas ajenas a su gremio en años, aunque, tampoco es que hubiesen abierto mucho la boca para hablar con sus viejos compañeros. Pero bueno, el viaje ya había pasado...

Natsu se tiró sobre la cama que más pegada estaba a la ventana. Boca abajo. Sin siquiera quitarse la capucha de la capa. Resopló, y miró de reojo a su compañera, con la que durante aquellos días, compartiría habitación, y la que dormiría en la cama que tenía al lado.

- ¿Quién nos iba a contar a nosotros, que a estas alturas, nos podríamos quedar en un hotel?

La chica sonrió ante las palabras de su maestro, a la vez que se quitaba aquella capa, y la dejaba colgada dentro del armario.

- Parece que Erza sigue manteniendo buenos contactos, aquí en Magnolia... -Y dicho aquello, se sentó al lado del pelirrosa, en aquella cama ocupada por este.- ¿Que tal te encuentras...? -En aquella última pregunta, la voz de la rubia se suavizó un poco más, casi volviendo al tono que empleaba hacía tantos años, pero que jamás dejó de usar en aquellos íntimos momentos con el Dragneel.

- ¿Como cojones voy a encontrarme, Luce...? -Y al igual que su compañera, él también dejó atrás la coraza que con el resto del mundo usaba.- Erza sabía... Ella especialmente sabía... Que no podía reunirme con todos ellos de nuevo... Me fui por algo... Incluso Happy...

El poderoso mago de fuego, el hombre conocido ya por ser el maestro de uno de los gremios de criminales más buscados de todo Crocus, se estaba desmoronando. Hundió el rostro en una de las almohadas y gritó. Estaba furioso, apenado, feliz, emocionado, y asustado. Por primera vez en mucho tiempo, asustado.

- Lo se... -La rubia, quitó la tela de la cabeza ajena, para poder comenzar a acariciar de una manera discreta, el pelo ajeno.- Pero es por Makarov... Se lo debemos... Mañana será el funeral... No estaremos aquí mucho más... Y luego...

- Eso es, ¿Y luego? -Natsu se giró un poco, para poder mirar a los ojos de la rubia, y al ver, como ellos representaban lo mismo que los suyos propios, se echó a un lado de la cama, para que esta también pudiera tumbarse.- Luego nos volveremos a marchar... Dejaremos atrás a todo el mundo...

La maga celestial afirmó con la cabeza, tumbandose al lado del contrario. Tras verlos a todos de nuevo, se le partía el corazón con la idea de tener que volver a irse. Pero ya no tenían opción. No era como la primera vez. No había posibilidad de quedarse. Regían un gremio, tenían trabajos, una nueva familia... Aunque por supuesto, no como lo fue Fairy Tail.

Los ojos de la rubia, transmitían todo, absolutamente todo lo que el dragon slayer quería decir. Incluso con sus sentimientos estaban totalmente sincronizados. No podía ser tan malo lo que ocurriría a continuación...

La conversación finalizó ahí. No hubo más intercambio de palabras. Pero si de miradas. Largos minutos se pasaron mirándose uno a otro, tumbados en aquella cama, hasta que Natsu hizo aquel movimiento.

Sus manos, de estar sujetando la almohada, pasaron a sujetar las mejillas de Lucy. Ella no se resistió. Es más, siempre le agradó el contacto con el ajeno. Sobre todo desde que comenzaba a escasear. Él poco a poco se acercaba a su rostro, el cual comenzaba a tener ciertos matices rojizos, cosa del calor de la habitación seguramente. Antes de darse cuenta, sus labios se habían juntado, suave, delicadamente. Podía sentir el calor de Natsu sobre estos. Cerró los ojos, por supuesto, y aquel beso, que había comenzado de manera tan inocente y casta, comenzó a subir de tono.

Pudo notar el movimiento del chico. Como este se colocaba encima, poniendo las manos a los lados de su cabeza, y en ningún momento, sin cortar ese beso. Beso que ya podía catalogarse como algo ya más adulto. Un beso, que aunque no dijese nada, lo decía todo. Pues no había nadie que los interrumpiera, nadie que les cortase, nadie que les diese una excusa para no hacerlo.

Equivocados una vez más.

Cuando Natsu había ya quitado la camiseta de Lucy, alguien llamó a la puerta. Ambos pararon en seco, se miraron, y miraron allí de donde venía el sonido.

- ¿Maestro? ¿Lucy-san? -Se escuchó la voz de Midori tras la puerta.- ¿Estais ahí?

Aquellos que hasta hace nada estaban unidos por sus labios, se volvieron a mirar. El maestro se levantó rápidamente, permitiendo que Lucy cogiese su camiseta y se la pusiese tan veloz como pudo.

- ¿Que quieres, Midori? -Natsu habló con una voz más ronca de lo habitual, necesitaba esconder lo nervioso que se había puesto de golpe de alguna manera.-

- Es la hora de cenar, señor. Todos están abajo, esperando. ¿Digo que esperen, o que no bajareis?

Natsu miró a Lucy, y esta miró a Natsu. Tras unos gestos por ambas partes, que no lograron entenderse, el mago de fuego volvió a hablar.

- Bajamos ahora. Heartfilia se ha quedado dormida, y prefiero no despertarla muy bruscamente. Nadie quiere que el cuatro de octubre vuelva a repetirse. -Se escucharon risas por parte de la cantinera de Dragon Skull.- Diles que ahora bajamos.

- Claro maestro~ Tenga cuidado.

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