Capitulo 14 -Efectos secundarios-

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Natsu caminaba de una esquina a otra de aquel salón. No podía sacar de su cabeza los recuerdos de como hace años ya, Lucy se desplomó en mitad de un combate, como por mucho que llorase y gritase su nombre la rubia no despertaba, y como durante días su corazón iba tan lento que todos temían que se llegase a parar.

No era angustia lo que sentía.

Era miedo.

Tras volver del cementerio dejó a Lucy bajo el cuidado de Wendy. Su magia curativa, supuso, estaría más desarrollada que hace diez años. Podía confiar en ella. Pero por mucho que supiese que eso era así, le costó mucho soltar a la rubia, tumbarla en la cama y salir de la habitación. Si no hubiese sido por la ayuda de Erza y Gray, Natsu hubiese seguido abrazado a su compañera.

Habían pasado horas desde que llegaron y aunque aquella mansión fuese de lo más acogedora, a todos se les estaban haciendo ya las paredes un poco pequeñas. Se levantaban y salían a dar un paseo, algunos incluso subieron a las habitaciones a descansar, o hasta llegaron a marcharse a casa. Como los tres magos de Dragon Skull que seguían por ahí rondando. Natsu los mandó de vuelta al gremio con la excusa de no querer a más gente molestando en aquel lugar. Pero lo que realmente ocurría era que no quería que lo viesen desmoronarse si algo salia mal, si Lucy no salía de aquella habitación por si sola.

La noche cayó sobre Magnolia y Wendy seguía sin darles ningún tipo de información. Una horrible tortura estaba siendo aquella. En el salón ya solo quedaban Happy, Gray con Silver en brazos, Jellal, que se había acercado a ver como iba todo y Erza. El equipo se había vuelto a reunir, cosa que en otro momento hubiese tenido su gracia.

Por fin Wendy asomó la cabeza por la puerta. Tenía el pelo recogido en un enorme moño sobre la cabeza y se la notaba acalorada. Pero claro, como para no estarlo cuando el nerviosismo del pelirrosa hacía que la temperatura del lugar aumentase exponencialmente.

El Dragneel se paró en seco al verla y el resto de magos se levantaron del sofá donde esperaban impacientes.

— ¿Y...? -Preguntó Natsu con un ápice de miedo en la voz.

— Está... Que ya es más de lo que me esperaba al reconocerla por primera vez, sinceramente...

Cuando Wendy acabó de salir del dormitorio donde ahora descansaba la rubia, todos, Natsu incluido, se dejaron caer sobre el sofá.

— No está fuera de peligro... Pero he conseguido estabilizarla... Pero Natsu... Tenía heridas mal curadas, infectadas... También deberías dejar que te echase un vistazo.

— No. -Tan rotundo como lo había sido desde el reencuentro.- No necesito que nadie revise mis cicatrices. Sólo quiero saber por qué Lucy está así y cuando se recuperará.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la joven dragon slayer. Joven que ya de niña tenía más bien poco.

— N-No se si... Podrá recuperarse si quiera... -Esas palabras hicieron que el alma del pelirrosa se le cayese a los pies. La palidez en su rostro fue más que notoria para todo el mundo.-

— Lucy es fuerte. -Esta vez fue Erza la que decidió irrumpir en la conversación.- Lo era antes de que os fuerais y ahora lo es más. Ya pudo con esto una vez, ¿No? Podrá una segunda.

— Sí...  -Por primera vez en aquellos días en los que había pasado con ellos, la voz del mago de fuego volvió a ser la misma que antes. El miedo se oía en esta, pero también podía apreciarse el cariño que tenia por la rubia.- Supongo que sí...

— Entra a verla si quieres... Mañana seguiré intentando despertarla... Pero todo indica a que es un desgaste alarmante de magia... Es lo que tiene la magia negra... Estoy segura de que ella ya lo sabe...

El maestro que hasta hace unos segundos tan grande e imponente parecia, había vuelto a su antigua expresión de miedo. Fue esto lo que hizo ver a sus antiguos compañeros que tanto el Natsu como la Lucy que una vez conocieron no habían desaparecido por completo.

Bajo la atenta mirada de los magos allí presentes, el hijo de Igneel abrió la puerta de la que Wendy había salido minutos atrás. Todos vieron como sus ojos se volvieron vidriosos al verla allí postrada, en la cama.

— Estamos aquí para lo que necesites... -Musitó el alquimista de hielo mientras acunaba al pequeño.-

Natsu afirmó con la cabeza, entró en el dormitorio y cerró la puerta.

— Luce...

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