Capítulo 4: Poción

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Cuando Harry Potter se despertó aquel día, sintió como había un vacío. No sabía que era ni que representaba para él; lo único que sabía, era que tenía que encontrarlo urgentemente.



—Hermione, ¿existe un hechizo para encontrar lo perdido?

Una vez que las clases terminaron, el chico de cabellos rebeldes se había reunido con sus amigos en la sala de Gryffindor, esperando todo el día para poder preguntar aquello.

—Harry, no creo que un hechizo logre recuperar los puntos perdidos de Gryffindor. —comento Ron, masticando un sándwich que sabe Merlín donde lo había sacado.

—No es eso Ron —explico Harry, suspirando suavemente. —es solo que desde que desperté esta mañana, siento que algo me falta, como si debiera encontrarlo y no sé qué es, eso me molesta aún más.

—Harry, Ron tiene razón, los puntos perdidos no pueden ser recuperados, pero si podemos ganar nuevos puntos para Gryffindor. Con lo otro que dijiste, no sé a qué te refieres.

—Hermione, tengo que encontrar ese algo que no sé qué es.

—Caray amigo, cada día te pones extraño, tal vez esas palabras te las copiaste de Hermione.

La chica bajo el libro que tenía en sus manos para fulminar con la mirada a su amigo pelirrojo, escogió bien lo que tenía que decir antes de siquiera volverlo a ignorar.

—Hay algo que creo que te ayudara, es la Poción Encontradora.

—Vaya nombre ese —comento Ron.

—Cómo iba diciendo, tienes que beberla y encontraras lo que buscas.

— ¿Así de fácil?

—Sí, lo mejor es que la poción la puedes hacer al momento y beberla una vez que enfríe.

Los ojos verdes brillaron, por fin parecía que ese vacío que sentía desde la mañana comenzaba a menguarse con las palabras de su amiga.

—Gracias Hermione, ¿me ayudaras a hacer la poción?

—Claro Harry.


Los tres chicos se pararon y salieron de la sala de Gryffindor a buscar un libro que Hermione le había explicado que estaba el procedimiento para poder preparar la poción. Viendo que tenían todos los ingredientes comenzaron a hacerla, relativamente había resultado mucho más fácil de lo que creían Ron y Harry de realizar.

Pero Hermione había dicho que era mejor beberlo al día siguiente que era sábado y no habría tareas.


Harry cerró los ojos al dormir, pero terminó por abrirlos rápido al no poder concentrarse en dormir, estaba nuevamente aquel sentimiento, era horrible saber que ese vacío estaba creciendo y la única manera de solucionarlo, era encontrar aquello perdido y ahora lo podría hacer mediante la poción que había creado con sus amigos.

Ni bien salió el sol, Harry ya se estaba vistiendo y cogiendo la botellita en que estaba la poción encontradora, comenzó a beberla. El sabor obviamente era del infaltable amargor, pero en un momento sintió como sus pies comenzaron a andar y salir de la torre de Gryffindor, bajando escaleras y subiendo escaleras, doblar a la izquierda y luego a la derecha, caminar y detenerse hasta cierto tapiz conocido en que se encontraba la sala de los menesteres. Los ojos de Harry se iluminaron y supo que aquel vacío ahora era expectación, anhelo de por fin encontrar lo que estaba perdido para él.

Camino tres veces frente al tapiz de Bárnabas el Chiflado, con el deseo de encontrar lo que tanto estaba buscando y esperaba que la sala concediese su deseo.

La puerta apareció, Harry dudo en abrirlo, pensó que lo que se hallaba detrás de esa puerta puede ser algo que no sea de su agrado, pero entonces ¿Por qué lo estaba buscando con tanta desesperación?

Dejando sus dudas atrás, abrió la puerta y lo único que encontró, era a la persona menos esperada, en especial a esa hora de la mañana.

—Potter...

La seca y fría voz de Draco, había podido sacar de su estupor a Harry; definitivamente él no estaba buscando a Malfoy. Pero lo tenía frente suyo y el vacío de su interior había dejado de sentirse cuando sus ojos cruzaron miradas con las grises plateados de Malfoy.

— ¿Qué haces aquí Malfoy?

—Estaba esperándote, siempre te espero y siempre eres tu quien me olvida...

—yo...

Voces...Harry comenzó a oír voces, como si el suelo temblara y sujeto su cabeza con sus manos, miro a Malfoy pensando que le estaba lanzando un hechizo, pero el rubio no se había movido de su sitio, solo lo observaba en silencio. De pronto las voces aumentaban y Harry no podía soportar oírlas, era como si tratara de recordar algo, pero no sabía que era.




Draco bajó la mirada cansado, acarició el rostro pálido de Harry que estaba recostado en la cama con una expresión de huraño, seguramente recordando algo que no le gustaba.

El peliplatino, en el transcurso de los años había tratado con todo tipo de pociones para poder despertar a Harry de ese sueño, pero parecía que nada funcionaba.

Recordó que su padre le había comentado de un pocionista famoso que desapareció de la nada; tal vez si lo encontraba, él podría ayudar a revertir la poción que le habían dado a su Harry, pero no había rastro, siempre se topaba con el nombre de Sirius Black, su tío.

Pero Draco no era de rendirse, era un Malfoy y un Black por parte de su madre, la obstinación corría por su sangre y daría lo que sea por tener la poción o hechizo correcto para recuperar la conciencia de Harry Potter.

31 HISTORIAS ANTES DE LLORARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora