Día 7: monstruo

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¿Qué era un monstruo?

Harry había escuchado aquella palabra toda su vida.

La había entendido cuando comenzó a saber que eran las palabras. También las escuchó cuando fue a la escuela y cuando su primo las decía constantemente.

Su tía Petunia no era la excepción, ella era la que más repetía la palabra.

Harry se preguntaba, como cada día si en verdad era el monstruo que los adultos decían; se veía las manos y no habían garras, sus pies tampoco tenían mucho pelo y no habían dientes en punta en su boca, ni su nariz se deformaba en alguna forma extraña, Harry pensó que él era un tipo extraño de monstruo.

Sin embargo, de lo que si estaba seguro era del hecho de que el tío Vernon era un verdadero monstruo.

Cuando el hombre gritaba su cara comenzaba a crecer, su voz se hacía más grave y fuerte, y su piel cambiaba de color a un rojo intenso.

Un día Harry había sido felicitado en la escuela por un trabajo hecho en clases, la maestra estaba orgullosa, llamó a la casa de los Dursley para comunicarlo a sus tutores. La seca voz de Petunia habló, en su mirada se veía la decepción; Vernon tendría que hablar con el niño nuevamente.

Harry creía que lo iban a felicitar por hacer algo bien y no causar problemas en la escuela, lástima que las cosas no saldrían como el las quería.

La regordeta figura de Vernon Dursley entró a la casa en el número 4 de Privet Drive a las ocho en punto, Petunia se acercó y susurró suavemente a los oídos de su esposo el comunicado de la maestra de Harry; el niño vió como el rostro del hombre cambió tan rápido que sus instintos le gritaban que corriera y saliera de la casa, pero él sabía que si lo hacía le iría mucho peor.

— ¡PEQUEÑO MONSTRUO DESAGRADECIDO!

Los primeros insultos comenzaron, Vernon se comenzó a desabrochar el cinturón y caminó a pasos fuertes hacia el niño. Harry tembló queriéndose poner en posición fetal, pero el gordo brazo del adulto lo sujetó con tanta fuerza sacudiéndolo que su cabeza terminó golpeando con la pared.

— ¡YO TE ENSEÑARÉ A RESPETAR A ÉSTA FAMILIA! — Harry no podía escuchar los gritos de su tío, pero sabía que el hombre frente suyo ya no era un familiar, era el monstruo que venía a castigarlo por hacer algo mal. — ¡TE ALIMENTAMOS! ¡TE VESTIMOS Y NOS HACEMOS CARGO DE UN FENÓMENO COMO TÚ! ¡Y ASÍ ES COMO NOS PAGAS!

De repente la espalda del niño ardió, el monstruo lo estaba golpeando con el cinturón de su tío, el dolor y las ganas de llorar vinieron a él, pero se aguantó porque sabía que al monstruo no le gustaría escucharlo quejarse.

Satisfecho, el monstruo abrió la puerta de la habitación de Harry y lo arrojó, su débil cuerpo cayó lánguido en su destartalada e improvisada cama, las lágrimas comenzaron a caer y trato de morder sus labios para no gritar de dolor, el monstruo ya se había ido.

Harry Potter miró sus manos y no habían garras; sus pies no tenían pelo y no habían dientes en punta en su boca, ni su nariz se deformaba en alguna forma extraña, Harry pensó en que tipo extraño de monstruo era antes de dormirse.

31 HISTORIAS ANTES DE LLORARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora