l i t t l e k i s s

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 — ¿Qué mierda es? —preguntó el azabache tomando aquél gorro de ducha que le estaba tendiendo Stan.

 — Es para que no te caigan arañas cuando estés aquí.

 — No le tenemos miedo a las arañas —respondió por todo el resto del grupo mientras arrojaba al suelo el objeto que segundos antes le había dado el de rulos.

 Stan se movió y Richie pudo observar como sus demás amigos terminaban de ponerse el gorro y frunció levemente el ceño al ver que al parecer, estaba equivocado en lo que había dicho.

 — Retiro lo dicho.

 Eddie, ante las palabras del bocazas, rápidamente se quitó el gorro, pues por alguna razón le importaba bastante el hecho de no quedar como un tonto frente a él a pesar de que la idea de arañas en su cabello le provocaba pánico.

 — Es la primera vez —le respondió Beverly al azabache con diversión mientras le daba una calada a su cigarrillo.

 — Touché —contestó mientras volvía la vista a su cómic.

 La música sonaba en la pequeña radio. Estaban pasando una linda tarde de verano. Bill y Ben se concentraban en mejorar el lugar poniendo algunos clavos, pensando antes que nada en su seguridad allí. Richie leía un cómic tranquilamente en la hamaca, sin darse cuenta que la mirada del chico que robaba sus pensamientos estaba sobre él. Entonces, el reloj de mano que tenia Kaspbrak emitió un pequeño sonido.

 — Tus diez minutos se acabaron —sentenció el pecoso mientras se paraba frente a él y acomodaba su riñonera.

 — ¿De qué estás hablando? —preguntó el de gafas mientras volvía a levantar la vista del cómic que estaba leyendo hacia él, fingiendo no comprender la conversación.

 — ¡De la hamaca! Diez minutos cada uno.

 — No veo el letrero... —miró para todos lados, haciendo que buscaba algún tipo de cartel que dijera aquello.

 — ¿Te vas a poner así? —aquello ya era indicio de que una discusión se asomaba entre ambos chicos. Un día como cualquier otro—. No, no, no, no. ¿Por qué habría un letrero si había un acuerdo verbal?

 — ¡No lo creo! ¡Yo no accedí!

 — ¡Recuerdo que tú accediste a la maldita regla! —gritó Eddie, y sin decir más, se tiró a la hamaca junto a Richie, provocando que empezara una guerra entre pataleos y manotazos.

 Tozier se estaba divirtiendo aunque quisiera mostrar la idea de que era todo lo contrario. Quizás y solamente quizás, aquello era una simple excusa para poder tocarlo y sentirlo más cerca suyo. Contenía la risa mientras intentaba hacer caer a Eddie de la tela en la que se enconcontraban. Aunque sabía que si llegaba a hacerlo caer, su corazón se estrujaría y por su mente pasaría la idea de tenderle la mano y decirle que se acueste ahí, junto a él. Tampoco le importaba si cuando se acueste junto a él de paso le abrazara, pues reducirían un poco el espacio y entrarían mejor, ¿verdad?

 — ¡Puedo ver tu vagina! —le gritó Richie mientras continuaba pataleando para ganar esa guerra.

 — ¡Diez minutos cada uno! —dijo, respondiendo a los pataleos que tiraba su amigo.

 — ¡Me acosté con tu mamá!

 — ¡No es cierto!

 Stan los observó con cansancio mientras los gritos de ambos chicos sonaban de fondo, para luego revolear sus ojos. Ese par jamás se cansaría de ser igual. El grupo ya estaba acostumbrado a ver sus constantes y divertidas peleas por cualquier estupidez. Realmente era divertido ver como discutían por lo mínimo, aunque a veces fuese cansador. Bill solía decir que eran un típico matrimonio, de esos que pelean por a quién le toca tender la cama o lavar los platos. Sí, así eran ellos. Stanley más de una vez había hablado con Bill sobre si las discusiones entre esos dos solamente eran una excusa para ocultar lo que sentía el uno por el otro. Billy estuvo de acuerdo con la teoría.

dirty little secret ;; reddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora