— Oh, ¡tengo otro! —exclamó la pelirroja mientras le sacaba otra patata frita de la bolsa a Richie, ganándose una mirada de odio por su parte—. ¿El chico que se sentaba detrás de ti en la clase de historia o el que siempre te pedía la tarea de química?
Se encontraban ambos sentados bajo la terrorífica estatua de Paul Bunyan. Aquella estatua siempre le había dado un mal presentimiento a Richie. Jugaban para pasar el tiempo mientras bebían soda y comían patatas fritas. Era una linda tarde para ambos.
— ¿Con el chico que se sentaba detrás de mí te refieres a Fred? ¿El de ojos azules? —la chica asintió con una pequeña sonrisa—. Lo elijo a él. Es decir, no puedo creer lo bueno que está. Definitivamente dejaría que me chupe el pene.
— Eres desagradable —rodó los ojos mientras tomaba la lata de soda que el de gafas sostenía en sus manos.
Beverly esa noche había dormido en casa de Richie. Se contaron secretos y travesuras que habían hecho alguna vez en sus vidas. Sin embargo, cuando Bev quiso tocar el tema de Eddie, el azabache ya había caído profundamente dormido, lo cual era entendible ya que esa tarde había recibido una fuerte paliza. En realidad, a Richie le sorprendía el hecho de seguir con vida.
La pelirroja le robó dinero a su padre para poder comprar banditas, alcohol y algodón para las heridas del bocazas e hizo lo que pudo al intentar curarlas un poco, pues no era experta en ello como su amigo hipocondríaco. Volvió a sugerir la idea de ir a verlo, pero Richie volvió a negar rápidamente. Eddie haría preguntas si lo veía así, y él aún no estaba listo para responder ninguna de ellas.
Ahora mismo, el azabache estaba pasando por un sentimiento de libertad inmenso. Si bien el sentimiento no era del todo pleno, aún así era realmente agradable. Jamás se había sentido así, y esperaba que aquello durara por mucho más tiempo, e incluso que esa plenitud que le faltaba llegara pronto. Él estaba feliz, no del todo, pero lo estaba. Se sentía mucho más como él mismo. Y todo eso se debía al haberle contado a Beverly su secreto.
Bev era la primer persona que se enteraba del secreto que ocultaba Richie, y él le pidió que por favor no se lo contara a nadie más. Ella claramente aceptó, aunque de todas formas, tampoco iba a decir algo. Era algo que no le correspondía decir a ella, solamente Richie sabría cuándo estaría preparado para hablarlo.
La pelirroja se sentía algo triste, pues no era lindo que él tuviese tanto miedo a el qué dirán o lo que podría pasar si lo contara. Pero así era Derry, no había nada bueno que esperar cuando de amor se tratara, sobre todo si el amor era de un chico a otro chico. Definitivamente algo andaba mal en ese pueblo. Ella no entendía por qué la mayoría de gente tenía un pensamiento tan erróneo sobre el amor. A Richie simplemente le gustaban las personas, y eso es algo que tenía en común con el resto del mundo, por lo tanto, era completamente normal. No había nada en él que sea distinto a los gustos que tenían otras personas, todos amaban.El secreto de Richie no había sido una gran sorpresa para la chica, después de todo, era algo en lo que pensaba siempre que lo veía mirar a Eddie, e incluso recordaba un par de veces en las que ella podía jurar como el bocazas intentaba coquetear con algún que otro chico. Ahora sabía que eso no había sido su imaginación.
— Me toca —le arrebató la soda de la mano a Bev mientras pensaba en a quienes decir para que Beverly elija—. ¿Ben o Bill?
— Maldito... —murmuró desviando la vista y causando la risa inmediata del joven—. No me hagas esto, por favor. Sabes que los quiero mucho a ambos.
— Lo siento, Bevvie. Tienes que elegir o las consecuencias serán mucho peores —se encogió de hombros y la chica le sacó el dedo medio.
— ¡Bien! Elijo a Bill, pero tú sabes por qué.
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dirty little secret ;; reddie
Fanfic❝- Los secretos siempre salen a la luz, ¿Verdad Richie?❞ Se prohíbe cualquier tipo de copia y/o distribución de la obra.