e p í l o g o : p a r t e d o s

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  Ese día de sábado lo que despertó a Richie Tozier más temprano de lo normal fue una llamada de Beverly Marsh. Refunfuñó un poco al oír el irritante sonido de su celular al recibir la llamada y haberlo despertado de tan maravilloso sueño, pero sonrió al escuchar la voz de su mejor amiga a través de la línea.

  — Hey, Rich —habló con un notable tono de alegría en su voz.

  — Cariño, hola. Que lindo escucharte —sonrió—. Muy lindo escucharte, sí, ¿pero tienes una jodida idea sobre la hora que es aquí? ¡Son las jodidas nueve de la mañana y yo hoy no tengo ninguna razón para despertarme temprano! —se escuchó una carcajada del otro lado.

  — Lo siento, pero aún así me imagino que hay dos razones más que no te dejarían dormir hasta las dos de la tarde como a ti te gustaría. Solamente adelanto un poco las cosas.

  — Touché —dijo mientras tomaba sus lentes de la mesita de luz—. ¿Cómo andan las cosas con Ben alias tu futuro marido? ¿Es tan bueno en el sexo como te imaginas con tan solo verlo?

  — Beep beep, Richie —carcajeó y Richie no pudo evitar reír también—. Todo está más que perfecto. ¿Crees que hay posibilidades de que vengan para la próxima semana? Me gustaría la opinión de ustedes para los últimos detalles.

  — Por supuesto, espera a que arreglemos un par de cosas en cuanto al trabajo y nos verás allí en un pestañeo, nena.

  — Bien, gracias —no la veía, pero supo que sonreía—. Por cierto, ¿cómo está tu hombre?

  — Oh, más hermoso que nunca, te lo aseguro —se estiró en su lugar decidido a levantarse cuando captó un exquisito olor proveniente de la cocina. Miró a su izquiera, y efectivamente, faltaba el cuerpo de su novio a su lado—. No te imaginas la maravillosa noche que pasamos.

  — ¡Richie, por Dios! ¡No me interesa! Sólo espero que Chee no los haya oído. Pobre, es muy joven para traumarse de esa manera —Richie soltó una carcajada—. Me alegra que estén felices. Se lo merecen —hizo una pausa—. ¿Ya se lo dijiste?

  Hubo un largo silencio mientras el azabache escuchaba como su novio movía platos y ollas en la cocina. Deseó tener el mismo valor que aparentaba tener. Clavó su vista en su chaqueta, donde esa pequeña cajita color vino descansaba.

  — No, aún no... —murmuró en tono bajo. Tenía miedo. Mierda, miedo era poco. Estaba cagadísimo de tan sólo pronunciar aquellas palabras. ¿Qué tal si él le decía que no? ¿Y si le decía que era muy rápido? El miedo al rechazo aún estaba ahí.

  — ¿Y qué esperas, idiota? ¡Tienes que hacerlo! Yo creo que él está esperando tu propuesta.

  — No lo sé, Bev... Siento que aún es muy pronto —soltó un suspiro de frustración mientras revolvía su cabello con la mano que tenía libre.

  — Richie, llevan saliendo durante cuatro meses y están enamorados desde que eran unos niños. Él sin duda aceptará —escuchó que del otro lado se escuchaba la voz de Ben Hanscom—. De acuerdo. Tengo que colgar. Luego cuéntame cómo te fue.

  — Por supuesto. Mándale saludos a Benny, dile que si en algún momento ustedes se divorcian y Eddie me deja, habrá un lugar en mi cama. —Se escuchó una fuerte risa por parte de la chica y luego colgó.

  Richie también rió mientras se disponía a levantarse de la cama, aún con una sonrisa. Entonces escuchó como unas pequeñas pisadas se acercaban velozmente a su habitación. Luego un pequeño y chillón ladrido retumbó en la habitación, y pudo divisar al pequeño Chee entrando mientras movía alegremente su cola. Era un Pomerania que Richie y Eddie habían adoptado hacía dos meses. Luego de unas cuantas insistencias por parte de Eddie, finalmente había logrado que Richie aceptara la idea de adoptarlo. En realidad, Richie quería un cachorro, pero se negaba rotundamente a que sea un Pomerania. Varias veces le había dicho "No, Eddie. De ninguna manera. Quiero un cachorro, no a mi maldita pesadilla andando por esta casa", pero los encantos de Eddie, su increíble poder para obtener siempre lo que quería y la ternura del pequeño animal lograron que cambiara de opinión. Los despertaba por la mañana temprano y a veces no los dejaba dormir por la noche, pero le hacía feliz a ambos, se divertían con él, y eso era lo único que importaba.

dirty little secret ;; reddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora