g o o d f r i e n d s a r e h a r d t o f i n d

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  Al momento en el que su rostro impactó con fuerza en el piso gracias a ese inesperado golpe soltó un gemido de dolor mientras sentía como un líquido espeso comenzaba a deslizarse desde su labio inferior hasta su mentón. Sus anteojos cayeron a un lado de él, los cuales rápidamente se puso para poder identificar a las dos figuras que había ante él.

  — Mierda... —susurró para él mismo al ver sin más ni menos que a Henry Bowers con una escalofriante sonrisa ladeada en su rostro.

  — ¿Cómo estás, maldito homosexual? —se acercó a Richie con los puños cerrados, los que ya le comenzaban a picar por no haber golpeada a alguien en unos cuantos días.

  — Bien, gracias por preguntar. He estado mejor, sobre todo las noches en las que veo a tu madre —de inmediato se arrepintió de decir aquello, pues una patada por parte de Bowers impactó en su estómago haciendo que se retuerza del dolor. 

  — No has aprendido a cerrar la boca, ¿no? ¿Será por tantos penes que has metido en ella?

  Richie se volvió a sentir al borde del llanto, pero lo reprimió. Henry Bowers era un idiota. No debía dejar que los comentarios de un idiota le afectaran de esa manera. Quitó la sangre de su labio partido y volvió su vista al matón, cuando se percató de la otra persona que estaba junto a él: el chico que había conocido días atrás en el árcade, ese que había logrado alborotar sus hormonas. Su cuerpo volvió a temblar al ver la fría expresión en el atractivo rostro del chico. Tragó en seco antes de responder mientras fijaba su vista nuevamente en Bowers.

  — Podrías preguntarle a tu madre, ella seguro sabe.

  Un nuevo golpe impactó en su estómago, seguido de otro y otro más, logrando que a Richie se le comenzara a dificultar respirar. Quería correr, pero entre que ni siquiera podía levantarse y que eso le haría quedar aún más como un marica, simplemente se retorció en su lugar, sin tener la intención de levantarse.

  — ¡Levántate Tozier! —gritó, comenzando a aburrirse de solamente verlo ahí tirado. Al ver que el de gafas no respondía, se acercó a él y lo tomó por el borde de la camisa que llevaba, obligándolo a levantarse. Lo acercó a su rostro aún teniéndolo por el cuello de su camisa y lo miró con ojos de maniático. Richie incluso podía jurar que le recordaba a la mirada de Eso—. Si yo digo que te levantes, te levantarás, ¿de acuerdo? —habló entre dientes, y el azabache pudo sentir como el aroma de una extraña mezcla entre alcohol y cigarrillos que salía de la boca de Bowers chocaba contra su rostro, provocándole arcadas.

  — Lo mismo le dije a tu... —no pudo completar la oración, ya que el puño del rubio chocó con fuerza en el rostro del bocazas. Esa acción se repitió unas dos, tres, cuatro y cinco veces, sin parar.

  Los anteojos del muchacho cayeron. Ahora no solamente ardía cada centímetro de su rostro, sino que también se le dificultaba ver. Mientras recibía otro golpe de Bowers, el cual dolía como el infierno, fijó su vista —lo mejor que pudo— en el chico de rulos dorados. Él solamente estaba ahí parado, no hacía ni decía nada. Ni siquiera miraba la forma en la que Herny le estaba dando una paliza. Parecía despreocupado y tranquilo con sus manos en sus bolsillos y su mirada fija en cualquier otra cosa.

  — Hey, Connor —llamó a su primo, y éste rápidamente volteó a verlo con intriga— ¿No te vas a unir a la diversión? —Richie aún colgaba de su brazo. Sus piernas flaqueaban cada vez que Bower lo dejaba por un segundo en el piso, antes de tomarlo por el cuello de su camisa y su remera nuevamente e impactar unos cuantos golpes más. 

  Richie rogó para que la respuesta del chico, ahora de nombre Connor, sea negativa. No soportaría a alguien más golpeándolo, con Henry era suficiente. Y aunque sentía que en cualquier momento simplemente caería rendido, aún intentaba luchar para estar con vida. Sabía que golpearlo sería inútil, pues la fuerza del rubio era cien veces más que la de él. Richie ni siquiera hacía las actividades que le daban para hacer en la escuela durante educación física, mientras que Bowers se la pasaba horas y horas dentro del gimnasio.

dirty little secret ;; reddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora