La mañana siguiente me despierto a las cuatro como siempre, repaso los apuntes, me tomo un café solo, y cuando mis padres se van a la fábrica me pinto el pelo de rubio con los sprays.
Entro en el baño de color castaño y salgo rubia.
La magia de cada mañana.
Ya maquillada me visto con mi ropa de imitación. Salgo y cojo la bicicleta hacia el instituto.
Escondo a mi bebé donde siempre y camino los últimos metros.
Nada más poner un pie, sé que hay una perturbación en la fuerza.
Nadie me mira, lo cual es raro.
-Nina, ven corriendo, hay cuatro tíos nuevos que están cañón.- Lily casi me mata del susto.
Me coge por la manga y tira de mí hacia un corrillo de gente que hay en medio del patio.
Nada más verme aparecer, todos dejan espacio para que pueda pasar.
En el centro, hay cuatro enormes chicos, uno de ellos es más alto que los demás y tiene los hombros enormes, quizás sea nadador.
-Dylan, esta es Nina.- Lily le toca el hombro al del pelo negro, y puedo notar cómo el alma me abandona.
Delante de mí, está el chico de anoche.
-Un placer poder conocerte por fin, Nina.- me toma la mano con más delicadeza que la que tuve yo anoche con él. -Eres más guapa de lo que me han contado, podemos ser pareja.- sonríe de medio lado y me besa la mano.
Instintivamente, aparto la mano con un golpe seco.
-Me parece que va a ser que no.- me limpio la mano donde sus labios han tocado mi piel.
-A mi nadie me dice que no.- su cordialidad desaparece y se parece un poco más al chico de anoche.
-Siempre hay una primera vez para todo.- me giro sobre mis talones y entro en clase.
Me obligo a mantener la compostura, aunque por dentro estoy chillando y arañando las paredes.
¿Cuantas probabilidades había de que el chico de anoche fuera a mi instituto?
De todas maneras saqué los libros mientras la clase empezaba a llenarse.
No sabía con quien me había tocado este año, así que esperé que no hubiera más sorpresas.
Pero obviamente el mundo no está a mi favor.
Por la puerta entraron Dylan y los otros tres, y deseé con todas mis fuerzas desaparecer, lo bueno es que ni me dirigieron la mirada, y se repartieron entre dos pupitres.
El profesor finalmente entró y parecía que ese año me tocaría sentarme sola.
A los diez minutos de empezar la clase, llamaron a la puerta.
El enorme torbellino pelirrojo de la prueba de las animadoras entró.
-Lo siento, es que me he quedado dormida.- el profesor la regañó y todos nos reímos un poco.
Cuando terminó la reprimenda, caminó hasta mi sitio.
Cuando me vió, dramáticamente, me señaló con el dedo.
-¿Qué haces tú en mi sitio?- toda la clase se volvió hacia ella, profesor incluido.
-¿Tu sitio? ¿Donde pone tu nombre?- no tenía planeado irme de allí, básicamente porque no había más sitios libres.
-No me voy a sentar con una plástica sin neuronas como tú.- ante la amenaza y el insulto, el resto de la clase se quedó quieta esperando una respuesta por mi parte.
ESTÁS LEYENDO
Yo, villana
Teen FictionEs rubia (o eso parece), popular, temida por todos, tiene dos fieles pero no my inteligentes secuaces y es animadora. Y no, no estoy hablando de Regina George. Nina es la típica popular, rica, que tiene a todos a los pues de su rubia melena en el...