Repulsiva

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El resto de nuestras vacaciones de primavera casi no pude ver a Dylan, porque sus padres prácticamente lo secuestraron.

Pero me sirvió para poder entrenar de nuevo.

La última carrera del Grand Open sería en tres meses, y aunque no tuviera las de ganar conmigo, debía prepararme y confiar más en mi trabajo que en lo que la gente pensaba de mí.

Cuando volvimos a clase, Dylan cumplió su promesa, y no se separó de mí en ningún momento, no lo admitiría, pero me gustaba que estubiera siempre revoloteando cerca y que me contara sus bromas malas.

Todas las tardes íbamos al Golden Coffee y después a mi casa a ver series. No teníamos relaciones, pero no dejábamos morir la relación.

Dylan a veces se quedaba a dormir, y jugábamos a algo, lo que siempre acababa en amenazas por amabas partes.

A veces le dejaba ganar.

Las semanas pasaban, y finalmente llegó mi cumpleaños.

El primero en mandarme un mensaje fue Dylan, seguido de mi abuela. Durante toda la mañana no pararon de llegar paquetes.

Entre los remitentes estaba mi abuela, Louis y Paolo y Alizée.

Como era sábado, aproveché que no había clases para repasar los apuntes y salir con la bicicleta.

A mediodía me llegó un mensaje de Dylan, pidiéndome que fuera a su casa sobre las nueve.

Decidí ir primero al Golden Coffee para ver al señor Charles y a James.

Cuando llegué solo estaba Charles.

-Hola, Nina. Feliz cumpleaños.- me felicita detrás de la barra.

-Gracias, señor Charles. ¿No está James aquí?-

-Se ha tenido que ir. ¿Lo de siempre señorita?-

-Claro, señor.-

Prepara dos tazas de café solo y las lleva hasta la mesa donde me siento.

-Siempre aprecio a alguien que entiende las cualidades del café.- me dice mientras  da un sorbo.

-Gracias, señor Charles.-

-Para mi desgracia, a James solo le gusta el té. Y desde que ha vuelto parece que no bebe otra cosa.-

Me río.

-Seguro que tarde o temprano acabará cediendo.- le intento consolar.

-¿Sabe quién disfrutaba también de una buena taza? El señor Erick.-

-James me dijo que volvería mañana.-

-Así es. ¿Sabe? El señor Erick y James siempre han sido muy buenos amigos, además, fue el señor Erick el que se encargó que James estudiara en el extranjero con él. Mi esposa y yo estamos muy agradecidos con él.-

-Debe ser un buen chico.-

-Lo es.-

Le doy el último sorbo a mi taza y le intento pagar, pero se niega.

-Y tome esto como presente por mi su cumpleaños.- me extiende una caja.

-Como todos los años, no hace falta.-

-Como todos los años, insisto.- me pone la caja prácticamente delante, así que no queda opción.

Abro la cajita, contiene unos pendientes sencillos, una cadena que sostiene una media luna.

-Muchas gracias, señor Charles.-

-Feliz cumpleaños, Nina. Y suerte con los Nolan.-

Me despido y voy a casa.

Yo, villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora