Víbora

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A la mañana siguiente, Dylan me llevó a casa después de un sustancioso desayuno.

Mis padres estaban tan hostiles como siempre.

Lo ignoro y comienzo a planear el último mes antes de las vacaciones de Navidad.

En tres semanas empezaban los exámenes finales, y justo después, tras el instituto, el primer tercio del circuito de carreras que me llevaría a la Grand Open Bike, la carrera más importante del mundo, y la más dura.

Si perdías tres carreras en el circuito, obligatoriamente estabas fuera, y adiós Grand Open.

Era el primer año en el que participaba, pero iba a ir a la Grand Bike, e iba a ganar.

No por ser vacilona, pero el premio eran quince millones, y mi familia no podía permitirse mi universidad al completo, y la otra manera de entrar en la carrera como ciclista profesional es ganando la beca de Iulio Salvatore, el ciclista más grande de nuestra época.

Esa misma tarde llamé a todos mis trabajos a tiempo parcial y les dije que no podría ir hasta después de Navidad.

Todos estuvieron de acuerdo, porque en esa época cambian por otros trabajadores más "destacables" de cara al público.

Al fin y al cabo, yo era muy normalita, y no creía que nadie viniera a comer pizzas solo por verme.

Y menos si me comparaba con la prometida de Kris.

Sacudí la cabeza para alejar ese pensamiento, cogí la bici y salí de mi casa.

Elegí el trayecto de siempre, casi 40 kilómetros en una hora, tampoco quería matarme a pedalear un domingo antes del instituto y que me dolieran los muslos al andar durante todo el puto día (experiencia personal).

Cuando volví a casa, me encontré de nuevo el silencio de mis padres.

Anoté rápidamente el tiempo de hoy y me dormí.

Cinco horas después, con mis padres ya en el trabajo, me volví la rubia de siempre.

Ahora tenía que hacer frente a la realidad, a Kris.

No podía dejarme llevar por unos sentimientos con unos meses de duración, por muy bonitos que hubieran sido. Había que cortarlos de raíz.

Cogí la bicicleta y la mochila. Cuando llegué al instituto, noté las miradas de todos sobre mí. Un recordatorio de que un paso en falso y adiós a la fría y dura Nina.

Rose y Lily vienen, y se colocan a mi lado, se están limpiando unas lágrimas que no llego ni a ver con pañuelos desechables.

-Ha ocurrido una desgracia.- se lamenta Lily.

-¿Me importa?- ya sé lo que van a decir.

-Kris se ha comprometido, se casará el año que viene.- explica Rose tirando uno de los pañuelos.

-Bueno, cuando me importe me avisais.- voy hacia la clase, Noah también está en el pasillo, y viene muy decida hacia mí.

-Tú, perra plástica.-dramáticamente, me cruza la cara de un manotazo. -¿Que le has hecho a Dylan?-

Me llevo la mano a donde me ha golpeado. No sé porque pero la adrenalina me pide que la tire al suelo y le hunda el pecho con mis tacones.

-A ver, podemos hablar esto como personas civilizadas. Sin recurrir a la violencia.- intento calmarme.

-Dudo que tengas neuronas suficientes como para hablar con argumentos lógicos sobre algo que no sea maquillaje. Pero quiero explicaciones de por qué Dylan quiere acabar conmigo.- dramáticamente cruza los brazos sobre su pecho.

Yo, villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora