Yo, villana

Vomitiva

Nina

La mano me coje por el brazo y me ayuda a subir.

-Dylan.- me abrazo a él y el me aleja de su cuerpo de manera instantánea.

-¿Que haces aquí?- me pregunta susurrando.

-Me llegó un mensaje tuyo diciendo que no estaba tu hermano.-

-Me ha robado el teléfono, por eso sabía que iba a pasar algo. Rápido, dame el trozo de tela que has usado para subir, lo dejaré en el bosque y tú mientras nos salvas.- le doy lo que me ha pedido.

-Dylan, lo sé todo.- le digo.

No contesta.

Baja por el mismo sitio por el que he subido y lo pierdo de vista cuando entra en el bosque.

Vigilo hasta que Erick sale y se adentra también en el bosque.

Ahora es mi oportunidad.

Me deslizo yo también por el mismo tubo y entro corriendo en la casa.

No dudo y me dirijo a donde ha contado, y con toda la fuerza de mis pulmones grito.

-Por mí, y por todos mis compañeros.-

No sucede nada.

Salgo y yo también me dirijo al bosque.

Me dirijo con ayuda de la luz de la luna, aunque no sé muy bien dónde.

-Erick, sal he ganado.-grito.

Entonces algo impacta contra mi caja torácica, y salgo despedida.

Aterrizo en el suelo, y a pesar del dolor me pongo de pie.

-He ganado. Ahora nos tienes que dejar tranquilos.- vuelvo a gritar.

-No has ganado, Nina. Has hecho trampa.- Erick emerge de las sombras, va cargando algo de aspecto pesado. -El juego era entre tú y yo, no incluía a este.-

Tira a Dylan contra mí, y los dos caemos en el suelo nuevamente.

-Ahora, vamos a jugar los tres. Tenéis que llegar a casa de una pieza.- muestra su arco y flechas. -Corred.-

Cojo a Dylan, que tiene la cara hecha un desastre y tiro de él.

Hay doscientos metros desde la linde del bosque hasta la casa. Si corremos tal vez lleguemos de una pieza.

Dylan

Nina corre delante de mí, cogiendome la mano.

-Dylan, escucha. Tienes que correr lo más rápido y recto que puedas.-

-¿Y tú que harás?-

-Yo correre en zigzag, así verá el vestido y por lo menos uno de nosotros llegará.-

-Nina, no. Mi hermano va a apuntar a matar, si te da estas muerta.- entonces a nuestro lado aterriza una flecha.

-Dylan, tú solo corre.- suelta mi mano y nuestros caminos se separan

La luna hace brillar su vestido en la noche como un diana móvil.

Yo solo corro.

La sensación asfixiante de los pulmones dando todo de sí me invade. Mis piernas gritan que pare, pero otra flecha silbante cruza la noche y el aire.

Nina no para de correr, así que imagino que no le ha dado.

Mi casa solo está a unos veinte metros de mí.