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Cap. 3: Intrigas

- Ya cálmate Kagome – la regaño Kaede al ver como jugueteaba con uno de los guantes con las manos.

- No puedo, ¿qué voy hacer cuando lo vea?...

- Acerca de eso, creo que se me olvida hablar de algo contigo…

- ¿De qué? – preguntó contrariada.

- Supongo que no sabes lo que sucede entre una pareja de esposos – comentó Kaede – Supongo que Kikyo no te habló de ello…

- ¿Qué?

- La noche de bodas – Kagome se sonrojó y quedó boquiabierta – Creo que sabes algo, ¿verdad?

- No mucho, he escuchado conversaciones, pero no sé nada…

- Dios… no puedo creer que te hablaré de ello, bien, escúchame, porque sólo lo diré una vez.

- ¡¿Qué?... no puedo hacer eso – exclamó Kagome nerviosa, una vez Kaede terminó de contarle todo.

- Cálmate, estoy segura que el duque será considerado y atento contigo…

- Señoras, estamos entrando en Londres – dijo el cochero, el abogado que había ido a buscar a Kagome, se había marchado antes que ellas del pueblo.

Cuando escucharon el aviso del hombre. Kagome se movió a la ventana y quedó anonadada. Londres era diferente a todo lo que hubiera visto, las construcciones eran impresionantes; en su pueblo no existían ese tipo de cosas, era un lugar pequeño; pero Londres era exorbitantemente grande y deslumbrante. El coche entró a la zona residencial de Mayfair, donde los mas opulentos nobles tenían sus casas; Kaede y Kagome miraron por la ventana las imponentes mansiones, con sus hermosos jardines y sus estructuras en mármol. No era su primera vez en Londres, su familia tenía una casa allí, pero no había estado más que un par de veces, cuando aún era una niña.

Finalmente el carruaje se detuvo frente a una casa. La puerta del coche fue abierta por un lacayo que la ayudó a bajarse, para luego ayudar a la anciana. La casa era enorme, parecía más un palacio a una simple mansión, el exterior era totalmente blanco, una escalinata llevaba a la entrada, donde unas amplias puertas estaban abiertas. Kagome siguió al lacayo, con Kaede a su lado, subieron hasta la entrada donde un hombrecillo, vestido con impecable librea, las recibió.

- Su excelencia – el mayordomo a la entrada hizo una inclinación – La esperan en el salón verde.

Una vez más los nervios de Kagome se alteraron, Kaede la tranquilizó, dándole un suave apretón de manos y le dio ánimo para ir. Un poco más calmada, siguió al mayordomo, él la guió por una serie de pasillos, el lugar por dentro era mucho más elegante. La alfombra lujosa bajos sus pies, los costosos cuadros en las paredes y una que otra escultura en alguna esquina. Caminaron por alrededor de un minuto hasta llegar a la otra ala de la casa.

- Aquí es – avisó el hombre, abriendo una puerta. El salón verde hacia completo honor a su nombre, el empapelado de las paredes era un entramado de hojas, verdes y vistosas, en un fondo de color beige. El cuarto era amplio, los muebles perfectamente ubicados frente a la chimenea y dos amplio ventanales con vista a un jardín trasero.

- Su excelencia… - la voz del mayordomo trajo a Kagome a la realidad - Aquí está su excelencia, la nueva duquesa de Lancaster

Para consternación de Kagome, en lugar de encontrarse con el duque, se encontró con una mujer.

La mujer rondaba la mediana edad, era hermosa como cualquier jovencita y toda ella mostraba elegancia y educación.

- Gracias Totosai, puede retirarse – el hombre asintió y se marchó cerrando la puerta tras suyo – Puedes sentarte querida – Kagome aceptó el ofrecimiento pues estaba bastante desconcertada – Es un placer conocerte, soy Izayoi, la madre de Inuyasha…

𝑬𝑵𝑮𝑨Ñ𝑨𝑹 𝑨𝑳 𝑫𝑼𝑸𝑼𝑬  ✨  𝔦𝔫𝔲𝔶𝔞𝔰𝔥𝔞✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora