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En medio de la habitación, en aquella cama bajo las sabanas blancas se encontraba Jimin sollozando arropado hasta la cabeza.
Cerraba los ojos con fuerza esperando caer rápidamente en los brazos de Morfeo y que todo pasará rápidamente. Era 31 de octubre, la noche más aterradora para él desde que era un niño. Las calles, las casas, las tiendas; a donde fuera, todo estaba decorado espantosamente.
La temporada de Halloween era la que más odiaba.
Aunque a los chicos y a Army les demostrara lo contrario.
—Por un demonio —gimoteo ahogando un sollozo cuando escucho algo golpear contra la ventana de su habitación.
Estaba tan arrepentido de no haber dormido con alguno de los chicos, a él no le gustaba dormir solo, sin embargo habían tenido un concierto hace apenas algunas horas y todos estaban cansados, no quería molestarles con su miedo.
Estaba temblado debajo de las sabanas ¿porque la noche no pasaba rápido? Encima el árbol que estaba junto a la ventana creaba sombras tenebrosas a causa de la luz blanca de la Luna.
Su corazón estaba latiendo muy rápido. ¡Estaba realmente asustado! Y no creía capaz de salir de su habitación y pasar por todos los pasillos obscuros para llegar con algunos de los chicos. Quería que alguien lo cuidara como lo hacía su madre cuando era un pequeño niño. Quería a un ángel a su lado.
La puerta de su habitación fue abierta y creó un sonido estridente.
Saco su cabeza de la Sabana y miro hacia la puerta observando una sombra negra. No quiso descubrir que era, se tapó de nuevo hasta la cabeza. Seguramente era otra de sus alucinaciones a causa de su miedo.
Sin embargo su cuerpo entero se tenso cuando el lado izquierdo de su cama se empezó a sumir y nos brazos rodearon su cintura.
—Tranquilo, soy yo, Jungkook —Susurro Jeon mientras depositaba un beso en la coronilla del rubio.
—Jungkookie —sollozo el más bajo abrazando al castaño.
—No llores Hyung, prometo que te cuidare de ahora en delante —Jeon sonrió mientras atraía el cuerpo del mayor junto a él y lo apresaba en sus brazos.
Jimin sonrió tallando tiernamente su mejilla en el pecho del menor.
>Al parecer su ángel apareció inesperadamente.
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