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Con una sonrisa y un movimiento leve de manos despedimos a los amigos de Jimin quienes nos habían acompañado en este día, eran personas muy agradables tenían el mismo humor de Jimin tal vez por ello sentí cálida su presencia.
Hoy a Jimin se le ocurrió salir con sus amigos y bueno no sé cómo, pero termine viniendo con él.
No soy de esas personas que aman turistear las grandes ciudades, me gustaba más ver todo aquello por Internet, pero aunque quisiese quedarme en el hotel no era posible.
No con un Jimin enérgico.
Sonreí con ternura mientras observaba a mi chico correr a un gran muro y se subía en el con dificultad. Ya cuando estuvo arriba me miro con reproche por no haberlo ayudado, es que era imposible perderme aquello, me gustaba bromear con su estatura y él sabía que esa había sido la razón de no acercarme, aunque realmente aún no entiendo su enojo, siempre ha sido una pequeña diferencia en nuestra estatura.
Tarde unos segundos en darme cuenta del hermoso panorama que se había creado frente a mí, podía observar lo que más amaba capturar con mi cámara; el cielo y Jimin.
Sin pensarlo dos veces saque mi celular y enfoque su figura, su rostro sereno hacia lucir hermoso el cielo, y es que Park Jimin hacia lucir las cosas, él hacía que todo lo que estuviese a su alrededor se viera hermoso.
Capture aquel momento y me acerque a él.
—Creo que es hora de regresar, Jimin —le mire a los ojos.
—Lo sé —me sonrió— No tardan en llegar los chicos por nosotros.
Con delicadeza rodee su cintura con mis grandes manos y lo sostuve con fuerza para ayudarlo a bajar.
Aún no entendía cómo es que Jimin lograba que hiciera todo lo que me pedía, podía estar molesto al principio porque la verdad quería estar de vago, pero... Cuando las salidas terminan así, con él en mis brazos, agradezco ese extraño poder que tiene sobre mí, Jimin es mi catalizador, Jimin es lo mejor que me pudo haber pasado.
— ¿Jungkook? —le mire a los ojos.
— ¿Si?
— ¿Ya me puedes bajar?, nos pueden ver.
Observe con diversión como sus piecitos querían tocar el piso, pero no lo baje, sabía perfectamente que las pocas personas que estaban ya se habían retirado.
—Te amo, Jimin.
Jimin cerró sus ojitos riendo con ternura.
—Yo también Te amo, pero quisiera saber la razón por la cual al terminar nuestras salidas, siempre te comportas así —sus manitas rodearon mi cuello acercándome a su rostro.
—Porque siempre, al terminar tus locuras, me doy cuenta de lo afortunado que soy al tenerte.
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