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Jungkook observaba tristemente el mismo panorama. Estaba desesperado por salir de la maldita esfera de cristal que lo tenía atrapado, llevaba meses ahí y extrañaba su familia, sus amigos y su vida.
Sin embargo no podía odiar del todo el lugar donde se encontraba, ya que desde que llego, Jimin su compañero de pecera siempre tenía algo en mente para hacerlo reír y olvidar lo enojado que estaba con el mundo.
—Jungkook-Ah, apuesto mi alimento a que no me atrapas —Jimin reto mientras se movía suavemente sobre las plantas artificiales que decoraban el lugar.
—Jimin, ¿estás seguro de ello? —Jungkook se puso en posición—, Luego no estés lloriqueando.
—Tu saldrás llorando pez tonto —río Jimin mientras Jungkook se abalanzó hacia él.
Una chica de cabellos castaños observaba la escena con curiosidad, sus peces se comportaban de manera extraña, según el dueño del acuario le dijo que los peces machos no se llevaban bien, pero estos siempre estaban jugueteando.
Jungkook acorraló a Jimin en un pequeño cofre de juguete.
—Te atrapé —río con superioridad.
—Ya —río Jimin—, puedes tomar mi alimento.
—Tomaré algo mucho mejor —Jungkook se acercó a él y tallo su pequeño cuerpo con su compañero.
— ¿Jungkook?
Ambos pececitos se quedaron en aquella posición un buen rato, todo ante la atenta mirada de su dueña.
—Vaya pececitos —sonrió ella para luego abandonar la habitación donde se encontraban.
—Jimin... —susurro Jungkook.
— ¿Sucede algo Kook?
—Gracias por alegrar mis días.
Jimin sonrió un poco y se acorruco con él.
—No, gracias a ti.
—No me importaría estar aquí hasta morir, solo si te tengo a mi lado.
Ambos estaban agradecidos de tenerse, porque a pesar de que solo se tenían entre ellos era suficiente.
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