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Jimin daba miles de vueltas por toda la habitación, maldecía por lo bajo y me miraba con reproche.
Se supone que estábamos en una "discusión"
Pero yo solo me derretía de ternura desde la cama mientras comía algunas frituras.
—Ya Jimin supéralo, mejor ven y abrázame —le hice un puchero mientras abría mis brazos.
Él rápidamente se subió a la cama y me abrazo fuertemente desde la cintura. Acaricie su cabello y bese su frente. Se preguntaran ¿qué le sucede a Jimin? Era algo ridículo a decir verdad, hace algunos momentos el hacia un Vlive, y bueno en los comentarios leyó algo que no le gusto.
"Jimin eres un pasivo"
Casi morí al reírme de él, se me abalanzó encima y me golpeo con sus manitas, mi risa se alargó más mientras él aumentaba sus golpecitos.
— ¿Estás más calmado? —susurre en su oído, sentí como se estremeció entre mis brazos por lo cual lo apreté más.
—Yo no soy un pasivo —me miro intensamente.
Quería reír de nuevo pero eso lo haría enojar más de lo que estaba, yo no entiendo el porqué reacciona de esa forma, ambos éramos versátiles solo que él negaba que podía ser el que recibe.
—Demuéstralo —mordí mi labio mientras alzaba mi ceja retándolo.
Rápidamente un fuerte sonido retumbó en mis oídos, sus manos golpearon fuertemente el respaldo de la cama acorralándome.
Mi corazón latió con fuerza, y es que Jimin podía manejar perfectamente el papel de activo, sus ojos se oscurecían y cuando se lo proponía me hacía sentir indefenso.
Me gustaba el Jimin activo, pero también me encantaba verlo debajo de mí.
Y he ahí el problema.
A Jimin le gustaba llevar siempre el control, ser él quien intimide.
Y yo amaba ver como sus defensas caían lentamente, y es que Jimin se paniqueaba demasiado cuando me acercaba a él o le coqueteaba.
Jimin era feliz si me tenía avergonzado, pero cuando le seguía el juego salía asustado como un gatito mojado.
Y en cierto punto hacer eso era uno de mis pasatiempos preferidos, principalmente en los detrás de cámara o a veces en ella al aire, y todo esto era la razón de nuestras discusiones.
Retire su mano del respaldo y le bese el dorso, él solo dejó salir un sonoro suspiro, tomó mi mano igualmente y acarició el anillo que me dio hace unas horas en el Muster.
Estaba seguro de que solo yo podía manejar sus estados de ánimo.
—Jimin no tienes que preocuparte por esas cosas —acaricie su mejilla izquierda y me acerque a él dándole un pequeño mordisco en su oreja derecha, uno de mis lugares favoritos.
—De acuerdo —río mientras me rodeaba con sus brazos.
Y bueno esa fue nuestra gran discusión.
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