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¿Existe el amor a primera vista?
Siempre me pregunte si eso era verdad, y aquel día sin pensarlo la respuesta llego por sí sola.
Después de tanto pensarlo volví a retomar mis clases; decidí terminar la universidad. Al llegar a las puertas de aquel instituto mis piernas temblaron, tal vez era demasiado pronto, tal vez debía regresar.
Estaba a punto de marcharme, de volver a sumergirme en la depresión y soledad en la cual he estado viviendo los últimos años... Pero fue cuando lo vi.
—Buenos días —saludo aquel hombre de sonrisa brillante.
¿Por qué aquella pequeña acción hizo que mi corazón se acelerara? ¿Quién era él?
Quede hechizado, tanto que olvide la decisión de irme.
—Buenos días —respondí pero el ya se había ido.
Al final termine en el salón de clases. Me dolía el estomago como el infierno ¿Debería irme a casa? Las clases aún no daban inicio, aún podía retirarme.
Sin embargo una vez más antes de que me levantara y me fuera, escuche aquella voz deteniéndome al instante.
—Buenos días, chicos.
¡Era él! Quito su abrigo ante los ojos de sus alumnos, era jodidamente perfecto.
—Me presento, mi nombre es Jeongguk, tengo 31 años y les impartiré la asignatura "Análisis Matemático I"
Con una sonrisa hizo una reverencia y empezó a escribir en la pizarra los datos ya mencionados.
—Espero estén preparados, debo aclarar desde ahora que soy un profesor muy severo y estricto, espero sepan hacerse cargo de sus responsabilidades, recuerden que ya no son unos niños, por lo tanto espero madurez de su parte en todo el curso ¿Tienen alguna pregunta?
— ¡Profesor! ¿Tiene novia? —pregunto una chica de cabellos rubios.
Las risas y el coqueteó no tardaron en presenciarse en ella y otras chicas, el profesor con tranquilidad acomodo la manga de su camisa de cuadros y le miro.
—Por esta vez, tolerare su pregunta fuera de lugar, pero quiero que tenga algo presente señorita, a la próxima tendrá que abandonar el aula, porque por lo visto ni siquiera puede escuchar bien lo que digo. No tendría caso que siga aquí.
Ella estaba sentada en la última fila del aula, su sonrisa coqueta quedo helada al oír al profesor.
— ¿Alguna otra pregunta? —sus ojos recorrieron toda el aula hasta toparse conmigo, la fina línea que sus labios hacían se curvaron dejando una hermosa sonrisa en su lugar.
En ese instante deje de respirar, mi corazón sé acelero, ¿Por qué ese profesor causaba aquella reacción?
—Ya que no hay más preguntas, me gustaría que se presentaran.
¡No por favor!
La verdad es que la soledad me había afectado mucho, al grado de tener miedo de hablar fuerte o conversar con alguien que no conocía...
Todos empezaron a presentarse... Tenía miedo... ¿Patético no? Sentía que tendría otro ataque de pánico.
Solo debía decir mi nombre...
Solo eso...
Entonces mi turno llego, me puse de pie y tímidamente le mire.
Por alguna razón sus ojos color avellana me tranquilizaron, de nuevo sonrió, su sonrisa era muy tierna... Era como un conejito.
—Mi... Mi nombre es Park Jimin —mi voz salió poco audible, sin embargo el me escucho.
—Mucho gusto Park –dijo aún sonriendo.
Justo en ese instante supe que tal vez no fue tan mala la idea de quedarme.
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