El precio de la sangre

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¿Cuál es el precio de las heridas que sufrimos a lo largo de nuestra vida? ¿Existe acaso una forma de pagar por el sufrimiento provocado a otra persona? Si es cierto que existe, solo puede ser pagado con sangre.

¿El dolor que acarreas durante toda tu vida desaparece al cobrarte su precio en sangre? No, no desaparece... pero se mitiga de alguna manera. Y es que la sangre solo existe para ser derramada en batallas épicas o en un callejón oscuro... o en la cama donde deshonraste la memoria de la mujer que un día amaste.

Sí, el dolor se mitiga, pero no desaparece. Quizá solo sea disimulado tras la sed de venganza, la sed de cobrarse en sangre.

Pero estoy equivocado... Ahora lo sé. La necesidad imperiosa de venganza, de matar... sí, de matar, es lo que todos queremos en nuestro interior.

Somos asesinos en potencia a punto de estallar y llevarnos la vida de los demás en el camino...

Esa necesidad oscura y silenciosa es la que te empuja a continuar arrastrando con tu dolor, con tus miedos de la infancia, es la que te dice que sigas, pues algún día podrás cobrarte el precio de la sangre y continuar con tu vida.

¿Qué vida? Ya no tengo nada que me empuje hacia ningún lugar, hacia ningún destino. Ahora, ¿qué soy ahora? Ahora soy un niño asustado, soy el niño de los cortes en la cara, el

muchachito que se sentaba en la calle a llorar y a esperar un rayo de sol en el cielo bajo la mirada indiferente de aquellos que pasaban a mi lado.
No, ahora soy el niño de las cicatrices en la cara... soy el niño que se ha cobrado el precio de la sangre.

Alérigan.

La Sombra de MiradhurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora