Capítulo 54

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   POV ANASTASIA

Oficialmente soy Anastasia Grey, hace prácticamente tres semanas. Llevo tres semanas casada con Christian, nuestro matrimonio ha Sido maravilloso, obviamente hemos tenido pequeñas discusiones, pero nada grave. Decir que estoy feliz es quedarse corto. Christian es perfecto. Él hace poco nos llevó a Liz y a mi a ver una enorme y preciosa casa con vista al sound. Nos dijo que ahí viviremos con nuestros hijos, la más feliz era Liz.

Mi niña ha estado llena de dicha y felicidad, cómo debe ser. Aún recuerdo cuando llegó a Aspen, quedó asombrada y encantada.

— ¿Cuanto tiempo más nos quedaremos aquí?— Le pregunto a Christian

Ya llevamos cinco días en Aspen, y extraño a Liz, sé que ella estará bien cuidada por sus abuelos y tíos, pero yo la quiero tener cerca

— ¿Ya sé aburrió de Aspen, señora Grey?— Me pregunta Christian mientras me abraza por detrás y rodea mi vientre con su brazo.

Me da un beso en el cuello provocándome un cosquilleo en el vientre.

— No estoy aburrida de Aspen, pero me encantaría que Liz conociera este lugar... Ella no conoce la nieve, de hecho nunca antes salió de Savannah—

Afortunadamente Bob, nunca permitió que Liz viaje con Carla, aunque ella sólo la quería llevar de viaje para joderme a mi.

— Pronto nuestra hija conocerá la nieve, Disney Word...  Yo me encargaré que Liz, conozca el mundo— me responde

En esta época no hay mucha nieve, aún así quiero que esté aquí.

— ¿Enserio?— Pregunto entusiasmada. Me ilusiona que mi niña conozca la nieve.

Me volteo hasta quedar frente a él.

— Por supuesto—  rodeo su cuello  con los brazos. — Nuestra Liz, estará pronto aquí.

— ¿Me estás diciendo la verdad?— El asiente

Lo abrazo y le doy un beso en el cuello. Ya sé cómo terminaremos. Haciendo el amor.

   ***

Al día siguiente no veo a mi marido por ningún lado.

— ¿Y Christian?— Le pregunto a la señora Bentley 

— Salió en compañía de Jason Taylor, me dijo que si usted preguntaba por él, le dijera que pronto regresará— ¿Adónde habrá ido? Tal vez de compras... No creo.

— Ok.

— ¿Le preparo un té señora Grey?

— Un té estaría bien... Y por favor, dígame Ana— le he dicho que me diga Ana, y ella insiste en llamarme «Señora Grey»

— Al señor Grey le gusta que le digamos «señor Grey» y sería raro tutearlo usted siendo su esposa.

Uff, supongo que por más que insista no lograré nada.

Minutos después aparece mi esposo

— ¿Donde estabas?— Le pregunto acercándome a él

— Fue al aeropuerto.

— ¿Al aeropuerto?— ¿A qué fue al aeropuerto?

— Si, fuí a buscar a alguien

— ¿A quien?

— ¡Mami!

¡Oh por Dios!

LAS LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora