Capítulo 64

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   POV CHRISTIAN

—Llamo a declarar a la señorita Elizabeth Morgan— le dice la juez tomando sus propias notas e ignorando el posible reclamo de Russell.

Elizabeth entra a la sala y me sorprende ver su vientre abultado ¡Está embarazada! Wow, Bob será padre. Miro a Ana y ella está igual de sorprendida. Su vientre no es tan abultado como el de Ana, pero es muy evidente que está embarazada, esto si es un verdadero golpe para Carla. Volteo la cabeza hacia la maldita... Parece ser que está en shock.

¡La dulce venganza de Bob! Ha embarazo a Elizabeth.

— Bob no nos dijo que Elizabeth estaba embarazada— susurra Ana aún sorprendida.

— Reconozco que ha Sido una verdadera sorpresa... Fíjate cómo está Carla.

Ana mira a Carla.

— Debe estar furiosa— añade mi Ana en voz baja.

— Guarden silencio por favor— nos pide Carrick en voz baja.

— Lo siento— susurra Ana disculpándose con Carrick.

— Veamos como se sigue desenvolviendose el abogado de Carla— añade Carrick

Ponemos toda nuestra atención en Russell.

Elizabeth toma juramento y a continuación se va a sentar al estrado. Reed se limpia el sudor con un pañuelo y revisa sus notas, de pronto inicia:

— ¿Hace cuánto tiempo es que trabaja en Steele Holdings?

— Diez años.

—¿Cuál es su puesto?

-Asistente de presidencia— responde imperterrita Elizabeth.

_¿Tenía contacto con el señor Steele?

—Siempre.

—¿Puede describir como era su relación con él?

—Profesional. Cordial. Nos respetabamos, él me tenía confianza. El señor Steele era un gran hombre, yo lo  atendía en el trabajo con respecto a su enfermedad. Ya sabe... Darle sus medicamentos a la hora señalada, confirmar sus citas médicas, vigilar lo que come, que no se estrese y que descanse.

— Ósea usted hacía todo por él... Algo así como una lamebotas— pero que imbécil.

— ¡Por supuesto que no! Lo hacía por qué estimaba al señor Steele... Él era un excelente jefe, no sólo conmigo si no con todos sus empleados.

— Ok, ¿Qué medicamentos tomaba? Y si es posible, dígame para que servían.

Elizabeth nos mostró que era y sigue siendo leal a Raymond. Le explicó al juez sobre cada medicamento y su función con exactitud, todo avalado con pruebas. También detalló sobre las comidas que ingería en la empresa y en cuanto a mi padre le tocó interrogarla, entregó la agenda personal de Raymond mostrando que en efecto, mi suegro siempre se cuidó de su enfermedad.

— ¡Esa maldita fue quien mató mi marido... Ella lo envenenó... Maldita te voy a matar!— Y nuevamente somos interrumpido por los furiosos gritos y acusaciones sin fundamento de Carla.

— ¡Eso no es cierto... Usted sabe muy bien como murió el señor Steele, no se haga la estúpida!— Se defiende Elizabeth.

— ¡Silencio!— Grita la jueza — señora Wilks se lo advertí... Ahora le voy a pedir que desaloje la sala.

— Señora jueza, entienda a mi clienta... Para ella no es fácil, la están acusando injustamente de un crimen que no cometió, pretenden robarle a su hija con mentiras y artimañas, es lógico que esté nerviosa— tengo unas ganas de darle unos golpes a ese maldito.

LAS LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora