1| La metida de pata

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"—No hay la necesidad de hacerlo si no quieres, Ella.— Toma una bocanada de aire, intentando la psicología inversa con su hermana. —Pero si hay algo que caracterice a Ethan Ellison además de unas tremendas nalgas, son tres cosas; lo obstinado, gruñón y la poca importancia que le da a sus trabajadores, en lo personal claro."


Y así comienza probablemente mi metida de pata.

Resulta que Amy, mi hermana lleva trabajando como secretaria del magnate Ethan Ellison, por más de tres años, en lo que, según ella, si llegases a preguntarle al susodicho como es mi hermana físicamente, se quedaría en blanco, pero, ¡vamos! Nadie puede ser tan imbécil de no notar a su secretaria de más de tres años.

Y a todo esto se los terminaré de resumir mientras cojo el ascensor, Amy quiere que la cubra por mientras va de viaje a las Bahamas de luna de miel, todo por no haber invitado al señor despistadín.

Calmo mis nervios al llegar a mi nuevo lugar de trabajo, nunca antes había hecho algo como esto, ¡Dios santo!

¿Qué tan difícil puede ser? Llevarle el café a las tres de la tarde, coger todas sus llamadas, pasar las más importantes, programar citas y solo eso. Hasta el momento. Y espero que siga así.

Hasta ahora no he topado con el susodicho y no quiero ni imaginar lo que me dirá si me ve aquí.

Contando la llamada que acabo de terminar, he recibido seis llamadas, en lo que lleva la mañana, solamente. ¡Oh! Ahora son siete.

—Buenos días, habla a la oficina de Ethan Ellison, ¿En qué puedo ayudarle?— Un hombre pasó velozmente a mi lado. Cubrí el micrófono del teléfono —Señor. ¡Señor! Disculpe, no puede pasar. ¡Señor!— El hombre hizo caso omiso a mis llamados. —Sí, disculpe. El señor Ellison no se encuentra en este momento. ¿Algún recado que desee dejarle?— Luego de escribir en el papel y cortar la llamada, se escuchó una profunda voz vociferando mi apellido. << ¡Stone! >>


Empujé la gran puerta de nogal que se encontraba frente a mí. En ese momento rezaba a todos los santos para que el señor se compadeciera de mí y Ellison no notara antes a mi hermana.

—Sí, señor. ¿Necesita algo?— Estrujé mis ojos y bajé la cabeza. Como si eso me hiciera ver idéntica a Amy.

—Primero que todo. ¿Quién demonios eres y por qué Amelia Stone no está cumpliendo su trabajo?— ¡Maldición! Sabía que el hombre no es bruto, por algo tiene el imperio que tiene.

Sólo a mí se me ocurre seguirle la corriente a Amy, pero estas me las paga.

—Verá, señor Ellison.— Se me había olvidado hasta respirar. —Amy, está indispuesta y no pudo venir a trabajar.

—¿Así se dice ahora estar de luna de miel? ¡Qué desactualizado estoy!— Les juro que estoy de todos colores.

—Sí, sí, señor— Lo que me faltaba, tartamudear. —Ella está en su luna de miel, pero me ha enviado a mí a suplirla mientras ella regresa, que no ha de ser por mucho, soy su hermana, Ella, Ella Stone.— Estiré mi mano, pero al ver que no iba a estrecharla la aparté. Idiota. ¿Cree que por tener dinero es mejor que todos? ¡Ja!

—¿Estudió usted secretariado para poder ser parte de mi empresa?

—No señor, sin embargo, he visto a Amy hacer esto durante ya bastante tiempo y sé lo que sé el protocolo. Le suplico, por favor, si es que usted tiene un poco de corazón, que me permita trabajar aquí el tiempo que Amy esté fuera. La familia lo necesita, no lo defraudaré, daré más que mi mejor desempeño, se lo prometo.

—¿Primero me engañan y ahora quiere que no corra ni a usted ni a su hermana, aparte de que dio a entender qué no tenía corazón?— Metí la pata. De eso estoy de acuerdo.

Eres mi maldito problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora