Estoy a punto de sufrir un colapso por los nervios.
—Sin embargo, señorita Stone.— ¿Es eso buena señal? —Dejaré que sustituya a su hermana. Pero le aseguro que al primer error, por más pequeño que sea, queda despedida, usted y su hermana, además de hacer unas llamadas para asegurarme de que su hermana nunca vuelva a conseguir trabajo en este ámbito. ¿Quedó claro?— Maldito viejo. ¿Quedó claro? Claro que quedó claro. —Al haberle quedado claro, quiero una taza de café negro, sin azúcar, solo crema.- Que tipo más imbécil. P—ara hoy, Stone.
Salí en busca del café de Satán. La empresa poseía su propia barra de café.
Al llegar, una chica alta, de 1.75 tal vez, rubia, estaba de espaldas, al voltearse pude verla mejor, era muy linda.
—Nunca te había visto aquí, pero te me haces familiar, ¿Eres nueva?- ¿Cómo olvidarla? Era la parlanchina compañera de Amy.
—Rachel, ¿cierto?— me da una sonrisa, extiendo la mano —Soy Ella, la hermana de Amy, estoy haciendo sus "vacaciones" por así decirlo. Es un gusto volverte a ver.
—¡Qué emoción! Te enseñaré todas las instalaciones, me imagino que ha de ser confuso para ti, este lugar es muy grande. Deja te cuento, mi primer día de trabajo... —Mientras bocotas hablaba yo preparaba el café de Satán. Qué lástima, tan guapo y tan amargado. Me desconecté por unos instantes y al volver, Rachel todavía seguía hablando —Y así fue como terminé en la oficina de correo, pero el señor Collins me encontró.
—Disculpa. ¿Quién es Collins?— La verdad no sé por qué pregunté.
—Ah, claro. Alexis Collins es mi nuevo jefe, el colega de Ellison. Es un buen hombre, fue quien me encontró en la oficina de correos.
—Ya. ¿Me disculpas? Tengo que llevarle esto a Satán antes de que se enfríe y me corra por ello.-Articuló un, ¿Quién? —Ethan Ellison.
Todo siguió su rumbo, contestaba las llamadas y solo las importantes pasaban a la oficina del "jefe".
El reloj marcaba las 4:05 PM cuando Ethan Ellison se encontraba de pie ante mí.
—Señorita Stone. Tiene el resto de la tarde libre. Cómo mi asistente, tendrá que ir junto a mí a las reuniones que habrá, como lo hacía su hermana. Así que un auto pasará por usted a las seis en punto, ni un minuto más ni un minuto menos.
Así que aquí me encuentro, rebuscando en el armario de Amy para poder encontrar un vestido acorde a la cena, porque si soy sincera, vestidos elegantes, ni el de la boda de mi hermana, porque fui una dama.
Mis ojos fueron directo a una caja de una de las repisas, era color crema y tenía una nota que decía:
"Sabía que vendrías a revolcar mis cosas, y que necesitarías uno de estos"
Saqué la tapa con cuidado. Un vestido largo, rojo vino, de mangas caídas, es lo que había en aquella caja. Era sencillo, muy yo, por decirlo así. Quedé fascinada.
Me enfundé en aquella prenda y lo adorné con un pequeño brazalete y unos aretes del mismo color. Con mi pelo poco pude hacer, ni siquiera alcanza para un pequeño moño, el maquillaje lo dejé lo más natural que pudiera.
Y en un abrir y cerrar de ojos, ya eran las seis en punto.
Al mismo tiempo que despego la vista del reloj, el claxon de un auto suena. Pero que puntual, pienso.Bajé las escaleras hasta la entrada, donde me tropecé con la alfombra, hubiera caído de bruces a no ser por el fuerte agarre del tremendo dios griego que frente a mí se encuentra.
Vestía un maravilloso traje negro, se veía, wow, no podía describirlo, en serio.
—Debería de tener más cuidado, sino— cruzamos miradas, no podía apartarla, era tal magnetismo -podría caerse, y no siempre voy a estar para rescatarla.— Dios, esa voz, tan profunda.
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Eres mi maldito problema
Teen FictionElla aceptará una idea descabellada sin saber las consecuencias que esta traerá. No sabemos si para bien o para mal. Muchos dicen que para el amor, lo menos importante es la edad, pero hay personas que no comparten esa idea.