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Ahora el chico tardó unos segundos más en responder, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

- Para que me enseñen a brillar.

- ¿Quieres aprender a brillar? ¿Por eso has subido hasta aquí arriba?

De nuevo esperó unos segundos antes de volver a hablar:

- Allá abajo, entre tanta gente, uno puede sentirse muy solo.

El niño de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora