Capítulo 9

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Abrió lentamente los ojos, torciendo el gesto. La cabeza le dolía horrores y la luz solar le molestaba. Se levantó y cruzó la estancia, corriendo las cortinas de un solo tirón. ¿Que había hecho anoche para que su cabeza estuviera a punto de explotar? Fue entonces cuando cayó en la cuenta de su desnudez. Sus manos recorrieron su abdomen y sus muslos. No. No podía ser. Volvió corriendo a la cama, cubriéndose con las mantas.  Era imposible que él hubiera hecho algo como eso. Además, a él sólo le dolía la cabeza y no el culo. Navi le había explicado como lo hacían los hombres así que, si algo debía de dolerle era aquello y no la cabeza. Quizá tenía calor. Por supuesto ¿como no había pensado en ello? Tenía calor, se había quitado la ropa y se había echado a dormir. Asintió con la cabeza, como dando la razón a sus pensamientos. Pero, tampoco recordaba como había llegado al cuarto. De repente, sintió cómo una mano le agarraba del brazo. Dio un grito y se alejó de aquel contacto, enredándose con las sábanas y cayendo al suelo con la pierna todavía sujeta.

_¿Qué diablos...?

Oyó la voz de Bhaskar, gutural, como un gruñido y luego notó como tiraba de su pierna y lo volvía a subir a la cama. Karam terminó bajo el cuerpo desnudo del hombre, que lo miraba con cierta preocupación.

_¿Nosotros...?

_No.

El muchacho suspiró de alivio antes de que el mayor se inclinara sobre él y atrapara sus labios con los suyos en un cálido beso. Karam no se resistió. Le dolía demasiado la cabeza para oír a alguien gritar, incluso a él mismo. Además, quizá en el fondo, pero muy muy en el fondo aquello no estuviera mal del todo. Las manos de Bhaskar se deslizaron por su fina cintura mientras sus labios trazaban una línea de besos por su rostro, hasta alcanzar su sien.

_Deberíamos pedir algo para esa resaca que tienes.-susurró a su oreja.- Que te dejes hacer significa que estás  enfermo o muerto. Y yo te veo bastante vivo todavía.

_¿Cómo llegué aquí? - preguntó el chico, clavando los ojos en aquellos orbes dorados.

Parecían oro líquido. Karam debía reconocer que siempre le habían llamado la atención poderosamente.

_Te escapaste de la fiesta y llegaste tambaleándote hasta las escaleras. Allí te encontré. - Bhaskar se detuvo, repasando con los dedos el suave mentón del muchacho. - Te me resististe un poco, pero al final logré convencerte y te traje hasta aquí.

_Mi ropa... ¿Me la quitaste?

_Así es. Decías que tenías calor.

Karam apartó la vista con cierto nerviosismo mientras notaba su piel desnuda rozar contra la suya.

_La próxima vez déjame vestido.

_¿Te está gustando tanto la resaca que quieres repetir...?

Bhaskar se incorporó y bajó de la cama, arropando  al muchacho y se colocó frente al armario, tomando un par de pantalones y una camisa. Cuando se volvió, Karam se tapó la cabeza con las mantas. Él no pudo evitar que sus labios esbozaran una divertida sonrisa. Probablemente, en aquel momento estaría rojo como un tomate.
Mientras se vestía sus pensamientos volaron de nuevo por la noche anterior. Casi había logrado que se entregara por completo, aunque  con la mente tan nublada por el alcohol no tendría el mismo efecto que si lo hiciera por raciocinio y no por instinto.

_Iré abajo a por unas hierbas para ti. Quédate en la cama y no toques nada.

El chico se mantuvo en silencio, incluso tras oír el ruido de la puerta al cerrarse. Sus dedos se deslizaron por su abdomen, notando un ligero hormigueo. Había algo raro con su cuerpo. Cerró los ojos, intentando que su cerebro recordara mientras su mano se paseaba por su cuerpo, guiada por aquella sensación hasta su ingle y su entrepierna.
Bhaskar le había dicho que no había pasado nada ¿había mentido? No. Él podía ser muchas cosas, pero no un mentiroso.

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