Capitulo 44.-

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Camila's POV.

Habían pasado dos semanas desde que Lauren y yo habíamos vuelto a retomar nuestra relación. Dos semanas en que ella se había comportado como un mujer soñada. La chica de ojos verdes había estado mucho más amorosa y atenta de lo que realmente esperé.
Dos días después de que ambas disfrutamos ese hermoso picnic en el campo, Lauren había llegado al colegio por mí. Ese día no había asistido a clases y cuando la vi esperando por mí, debo reconocer que me había emocionado.
Lauren estaba en el aparcamiento de la escuela, apoyada en su motocicleta mientras que en sus manos sostenía un gran oso de peluche que prácticamente cubría todo su torso. Las miradas curiosas de mis compañeros y los demás estudiantes se posaron sobre ella, pero al parecer a Lauren no le había importado porque su mirada nunca abandonó la mía. Ella había caminado hasta llegar a mi lado. Mis pies no obedecían. Lauren rodeó mi cintura con su brazo derecho, sosteniendo con su mano izquierda el oso desde su oreja. Mi corazón estaba derretido en ese momento. Bombeaba con tanta fuerza que llegué a pensar que se saldría de mi cuerpo. Las piernas me fallaban y agradecía a que Lauren me tuviera rodeada con sus brazos. Ella apoyó su rostro en mi cabello e inhaló.
—Te amo —había susurrado, con su nariz enterrada entre mi cabello.
La muchacha me miró a los ojos, se separó un poco y me tendió el oso de peluche. Mordió su labio superior con fuerza.
—Esto es para ti. —dijo.
Cogí el gran oso de peluche entre mis manos, y la abracé contra mi pecho —Muchas gracias —le sonreí agradecida. Las personas que pasaban por nuestro lado, nos quedaban mirando con los ojos abiertos. Todos estaban sorprendidos al ver en lo que Lauren se había convertido—, pero no tendrías que haberte molestado.
—No es una molestia cuando se trata de ti —dijo ella, acariciando mi mejilla. Tomó ambos lados de mi rostro y frotó su nariz contra la mía—. Ese tonto muñeco tendrá el privilegio de dormir junto a ti todas las noches —habló Jauregui, en susurros—. Él te hará compañía.
—Lo mantendré a mi lado todas las noches. —susurré, antes de pararme de puntillas y besar sus rosados labios.

***

Lauren y yo entramos a mi casa. El silencio nos recibió a ambas. La casa estaba completamente sola y se notaba.
La pelinegra cerró la puerta a sus espaldas y los dos nos dirigimos a la sala. Lauren dejó nuestros bolsos sobre el sofá, y serpenteó sus brazos en mi cintura. Nuestras miradas se conectaron. Ella apoyó su peso sobre el sofá.
—¿Qué haremos ahora? —preguntó besando mi mejilla, y bajando hasta mi mentón.
—¿Preparemos algo que comer? —propuse, mientras jugaba con el cabello de su nuca.
—Yo quiero comer, pero no es precisamente comida... --Lauren mordió el lóbulo de mi oreja y me estremecí—. ¿Sabes a lo que me refiero, no?
—Lauren... —jadeé, alejándome un poco de ella—. Tenemos que comer algo. Has estado toda la tarde sin comer...
—Pero yo quiero comerte a ti. —confesó con una sonrisa pícara en su rostro.
—Argh... —gruñí, alejándome de su cuerpo por completo—. Si quieres ayudarme, puedes venir a la cocina pero si no es así, puedes sentar tu trasero en el sofá y ver un poco de televisión.
Caminé hasta la cocina, escuchando a mis espaldas el bufido que Lern había lanzado. Apuesto a que estaba rodando los ojos. Llegué hasta el frigorífico y lo abrí, buscando con la mirada algo que cocinar. Estaba a punto de agacharme para coger algunos vegetales, cuando siento las manos de Lauren rodear mi cintura. Comenzó a hacer masajes, subiéndola hasta el inicio de mis pechos y luego descendiendo. Mi cuerpo se puso rígido al sentir mi espalda chocar contra su pecho. Lauren cerró el refrigerador, hizo mi cuerpo girar y apoyó sus manos a ambos lados de mi cabeza.
—¿Qué sucede? —le pregunté, con la voz en un hilo. Tragué el nudo que se había formado en mi garganta, viendo como los ojos de Lauren comenzaban a brillar. De pronto, la garganta se me había secado.
—¿Qué? ¿Acaso no puedo pasar el rato con mi novia? Te extrañé allá —apuntó el living con la cabeza e hizo un leve puchero. Reí —¿Qué es tan gracioso?
—Nada. —acaricié su mejilla, y ella cerró los ojos. Un ronroneo se escapó de su garganta— ¿Me ayudas a cocinar? —le pregunté. Lauren volvió a abrir los ojos. Sonrió y asintió.
—Está bien.
****

Revolví los vegetales en el agua burbujeante que estaba sobre el horno. Lauren y yo nos habíamos decidido por cocinar una sopa de espárragos como primera entrada, y el segundo plato sería un poco de pasta.
La ojiverde estaba concentrada, cortando la masa en trozos pequeños sobre la encimera. Dejé la cuchara sobre la cocina a gas. Me giré y caminé despacio, hasta quedar frente a Lauren, mirando su perfil. Sonreí de manera inconsciente, al darme cuenta de lo hermosa que ella era. Su nariz pincelada hacía un juego perfecto con esos labios rosados y bien formados. Sus largas pestañas hacían cosquillas en el inicio de sus mejillas, cuando cerraba los ojos. El largo mechón de cabello cubría su frente. Lauren soltó un bufido, tratando de quitar su cabello de los ojos.
—¿Qué tanto me miras? —susurró con voz ronca la pelinegra, sin dejar de maniobrar con la máquina. Fruncí el ceño, pensando como se había dado cuenta—. Te he visto por el rabillo del ojo, Camila.
Solté una risita mientras la sangre fluía hasta mis mejillas. Ella me había pillado espiándola.
—¿En qué estabas pensando? —Preguntó Lauren, mientras arreglaba la delgada pasta sobre el mesón. Tomó un nuevo trozo de masa y con cuidado hizo girar la manilla de la máquina creando de inmediato el espagueti.
—En lo hermosa que eres. —lancé sin pensarlo.
Lauren me miró. Una hermosa sonrisa acompañada iluminaba su rostro. Su mirada se concentró en la mía, perdiéndose en mis ojos sin dejar de picar.
—Muchas gracias por... ¡Mierda! —maldijo Lauren. Ella rompió el contacto visual. Bajó su vista hasta sus manos.
La maldición que había lanzado Lauren me había sacado de aquel trance al cual sus ojos  me habían enviado. Miré sus manos, viendo como la sangre salía por su dedo índice. Mi cuerpo se estremeció cuando vi el líquido rojo caer por gotitas pequeñas sobre la isla. ¿Cómo diablos se cortó el dedo?
—Te has cortado... —susurré más para mí misma. Caminé rápidamente hasta el estante y tomé el paño de cocina que estaba ahí. Me volví a acercar a Lauren. Tomé su mano izquierda, y rodeé su dedo con el mantel.
—Solo ha sido un cortesito, sexy doctora. —la ojiverde sonrió.
Rodé los ojos.
—Agarra aquí —le indiqué para que sostuviera el mantel sobre su dedo. Ella me hizo caso de inmediato. Caminé hasta el horno, y apagué la cocina. Tapé la olla, y volví hasta donde mi novia se encontraba.
—Déjame ver —le dije, acercando su mano a la vista de mis ojos. Con cuidado, quité el mantel de su dedo. La sangre ya no salía, pero un corte rojo rodeaba la yema de su dedo índice. Hice una mueca y la miré. Nunca me había gustado la sangre— ¿Te duele?
Lauren asintió —Sí —hizo un puchero—. ¿Me das un besito? —la miré confundida. ¿Qué quería decir con eso?
—¿Qué?
—Que si me das un besito —volvió a repetir, alzando su dedo índice a la altura de mi boca.
—Oh. —espeté. Sonreí y asentí.
Con cuidado, acerqué mis labios hasta el dedo de Lauren. Sin despegar mi mirada de ella, besé la punta de su dedo. Cuando mis labios hicieron contacto con su índice, Lauren cerró los ojos y llenó sus pulmones de aire con fuerza.
—Creo que ahora me duele aquí —volvió a decir Lauren, apuntándose con su dedo índice bueno. Frunciendo los labios hacia adelante, la pelinegra estiró su boca hacia la mía— No me he cortado los labios, pero siento como que me duele y...
—Ya entendí —rodé los ojos. Apoyando todo mi peso en la punta de mis pies, recargué mis manos sobre sus hombros y uní nuestros labios en un pequeño roce.
Cuando me separé de ella, solté una carcajada. Lauren estaba con una graciosa mueca en el rostro y su ceño fruncido unía sus cejas, convirtiéndolas en una sola.
—Aún me duele —ella se quejó como una niña pequeña. Negué con la cabeza, aguantando las ganas de estrujarlo en mis brazos. Me encantaba esta Lauren juguetona.
—Vale —dije antes de unir nuestros labios en un beso más profundo.

Same Mistake (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora