Ya se te había hecho una costumbre: cada vez que Sandy o Isaac organizaban una fiesta, te cambiabas a tu pijama de Minnie Mouse (El único que tenías, y te hacían falta demasiadas cosas como para permitirte comprar otro) e ibas inmediatamente a pasar la noche al apartamento de Arthur. De nada sirvieron las disculpas de la rubia por no haber estado alerta, ni tampoco sus promesas de ser más cuidadosa con la gente que invitaba: Te tomaría demasiado tiempo superar lo que ocurrió aquella noche.
Lo peor de todo era que ese tipo te conocía: Ya te lo habías cruzado un par de veces en la universidad antes de que intentara abusar de ti, y no podías refugiarte en el apartamento de tu vecino por siempre.
Afortunadamente, Arthur no parecía tener problema en recibirte. Hasta podías haber dicho que tu presencia le agradaba, y siempre que ibas a su casa estaba listo para ver el show de Murray Franklin junto a ti y su madre con una taza de té. Su hospitalidad había llegado al punto de incluso cederte su cama y dormir él en el sofá cada vez que pasabas la noche allá.
Hoy, su madre se había ido a dormir temprano y los había dejado solos.
- ¿No quisieras estar allá? – Preguntó repentinamente mientras señalaba el piso para referirse a tu apartamento, desde donde se escuchaba perfectamente todo el alboroto de la fiesta- Sé que lo que te pasó fue terrible, pero quizá deberías pasar el tiempo con gente de tu edad
- No quiero-Respondiste, acomodando la manta de lana sobre tus hombros-Tampoco es que me lo pasara tan bien. Ni siquiera sé bailar
- ¿No sabes? - Preguntó él, sorprendido.
- No
- Pero si es tan fácil- Respondió, dedicándote una relajada sonrisa y moviendo sus brazos para ilustrar lo que decía- Es sólo mover tu cuerpo al ritmo de la música. O incluso sólo con la música en tu cabeza
- Yo no puedo- Resoplaste abochornada y le desviaste la mirada.
- Y te verías muy linda bailando- Agregó, mirándote de reojo para no perderse nada del cierre del show de Murray Franklin.
- Oh. Gracias
En ese momento, agradeciste que estuviera lo suficientemente atento a la pantalla de la televisión para no notar el leve rubor que apareció sobre tus mejillas.
- Si quieres te puedo enseñar otro día. Creo que soy bastante bueno- Te ofreció.
- Lo recordaré- Le sonreíste con ternura y te acomodaste para quedar sentada justo junto a él- Oye...
Reclamaste su atención posando suavemente tu mano sobre su hombro, y Arthur giró su rostro para mirarte con extrañeza, sobrepasado por la súbita cercanía de tu gesto.
- Esta es tu casa, no es justo que duermas en el sofá- Declaraste, sin poder apartar la vista de sus inmensos ojos verdes.
- Sólo quiero que estés cómoda- Respondió él, paralizado ante tu tacto.
- En tu cama cabemos los dos- Dijiste, desviándole la vista para sobrellevar la vergüenza que te producía lo que estabas implicando.
Arthur se quedó petrificado, como si, tus palabras hubieran logrado reducir su mente a un montón de cables descubiertos electrificándose entre sí.
- Tu... ¿Quieres que durmamos juntos? - Preguntó, con todo el esfuerzo que su carácter le permitió.
- No me molestaría para nada- Le sonreíste con dulzura.
Por toda respuesta, él sólo asintió levemente, dedicándote una sonrisa radiante como nunca habías visto dibujarse sobre su rostro.
Esa noche fue cálida y serena.
Tú y Arthur se metieron a la cama por los lados opuestos, dándose la espalda mutuamente y dejando más de un metro de distancia entre sus cuerpos.
- Buenas noches- Te despediste, cubriéndote hasta el cuello con la ropa de cama.
- Buenas noches, que descanses- Respondió Arthur, alargando su brazo hasta la mesita de noche para apagar la lámpara.
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Cerca de la madrugada, cuando apenas comenzaba a existir la suficiente claridad para distinguir un par de formas difusas a través de la ventana, tu cuerpo te falló y despertaste mucho antes de lo que necesitabas.
Algo había cambiado, y sólo lo entendiste al recuperar la consciencia de tus alrededores: Tú y Arthur se habían ido a dormir manteniendo la mayor distancia posible entre ustedes, pero ahora estaban juntos, con tu espalda acomodada contra su pecho y uno de sus brazos rodeando suavemente tu vientre.
Entonces lo recordaste: Tu lado era el que daba hacia la ventana, y desde donde yacías ahora quedaba demasiada distancia desde el borde de la cama. Sin lugar a dudas, eras tú la que se había salido de la zona del colchón que le correspondía y había ido a invadir la de Arthur. Lo más probable era que, en medio de tus terrores nocturnos, te le habías ido acercando inconscientemente en busca de su calor, y él sólo lo había aceptado con resignación, envolviendo tu cuerpo con el suyo en un intento de calmarte y enviarte de regreso hacia tus sueños.
No querías apartarte de él. No recordabas cuando fue la última vez que te sentiste tan protegida y acompañada.
Cerraste los ojos y te acomodaste mejor entre sus brazos, dispuesta a disfrutar lo más posible ese par de horas de sueño que aún te quedaban junto a Arthur antes de tener que comenzar tu batalla diaria.
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Notas al margen:
Ahh, si mi mamá supiera que estoy escribiendo esto.
Mentira. Ya sabe y me apoya, aunque ni por nada le mostraré el lemon que con toda seguridad subiré más adelante.

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Vecinos [Joker x Lectora]
RomanceArthur Fleck/Joker x Lectora. Con todo mi amor para las bromas lovers. En lo personal, considero este libro como mi bautismo de fuego de los fics Personaje x Lectora. ADVERTENCIAS: Esta historia la haré pensando en quienes fantaseen con el Joker d...