13. Fuertes revelaciones

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Notas preliminares:

Si fuera por mí no escribiría estas partes feas y toda la historia seria sólo amor loco con el Arty, pero la trama debe continuar.

La verdad no lo había publicado antes porque he pasado momentos algo complicados emocionalmente, y escribir sobre esto me causa bastante pena.

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No sabrías decir cuántas horas habían transcurrido cuando tu sueño se vio bruscamente interrumpido por un fuerte portazo y una confusión de gritos histéricos, entre los que reconociste las voces de Arthur y su madre.

En un principio, no te atreviste a moverte de la cama, y sólo te quedaste arropada en medio de la penumbra, escuchando atentamente el alboroto proveniente desde el pasillo. Durante un rato, sólo escuchaste hablar a Penny, pero no pudiste entender lo que decía: Su voz se escuchaba desde el interior del cuarto de baño, y no cabía duda de que se había encerrado allí.

- ¿Qué dirían, mamá?- Distinguiste las palabras de Arthur, sin duda respondiendo a su madre desde el otro lado de la puerta.

Ella nunca respondió. Luego de eso, el apartamento volvió a quedar en silencio.

Dejaste pasar un par de minutos, escuchando atentamente lo que ocurría afuera del dormitorio de Arthur. Cuando te sentiste segura de que las cosas se habían calmado, te levantaste de la cama y recogiste tus pantalones del piso antes de salir al pasillo para averiguar qué había ocurrido.

Cuando te acercaste al cuarto de baño, viste a Arthur apoyado con su frente contra la puerta, perfectamente inmóvil.

Ya habías avanzado varios pasos cuando él por fin notó tu presencia, y giró su rostro hacia ti sin dejar de afirmar la palma de su mano contra la puerta.

- Arthur- Susurraste, mirándolo con preocupación- ¿Qué pasó?

Él suspiró y volvió a desviarte la mirada, clavándola una vez más contra la superficie de la vieja puerta del cuarto de baño.

- Ve y lee la carta- Te indicó, señalando en dirección a la sala con un cansancio abrumador en su voz.

Tú le obedeciste y lo esquivaste para llegar a la sala, pero no sin antes rozar delicadamente su espalda baja con la yema de tus dedos en señal de consuelo.

Ahí, sobre la mesa de noche frente al sofá, estaba esa carta abierta que te había mencionado Arthur. Te sentaste sobre el sofá y la tomaste entre tus manos, sin sospechar la fuerte revelación que estabas por recibir.

"Tu hijo y yo necesitamos tu ayuda"

"Thomas, eres la única esperanza para mí y tu hijo"

"Arthur es un buen chico. Quizá un poco triste, pero aun así un buen chico"

No tardaste mucho en revisar el contenido de la carta, pero el tiempo se te hizo eterno.

Después de terminar de leer, no pudiste sino quedarte inmóvil de la impresión, esforzándote en vano por comprender la situación. Sin embargo, después de un momento, tu lado contenedor salió a flote en medio del estupor, y entendiste que lo más urgente era intentar calmar a Arthur.

Al levantarte del sillón y asomarte al pasillo, notaste que seguía apoyado contra la puerta del baño, sin duda esperando a que su madre se decidiera a salir.

Suspirando, deseosa de ser una vez más su apoyo y contención, te acercaste a él con sigilo.

- Oye, Arty- Susurraste, palmeando suavemente su hombro.

- ¿Sí?...

- Ven, por favor. Sentémonos un momento- Le sugeriste, tomándolo de la mano para llevarlo hasta el sofá de la sala.

En un inicio, Arthur permaneció inmóvil, pero no tardó en dejarse guiar por ti. Una vez que estuvieron ambos sentados sobre el sillón, por fin te atreviste a romper el silencio.

- Arty. ¿Tho...?- Te interrumpiste y carraspeaste antes de seguir- ¿Él...nunca intento buscarte? ¿Nunca los llamó?

- Por supuesto que sí- Resopló Arthur con sorna, encorvándose y ocultando su rostro entre sus manos- Como puedes ver, nunca deja una carta sin contestar

Te quedaste muda e inmóvil ante su respuesta.

A pesar de su turbación, él notó lamentó de inmediato su falta de tacto, y sólo pudo dedicarte una mirada de cachorro apaleado mientras se acercaba para abrazarte por la cintura.

- Lo siento...- Susurró contra tu cuello.

- Está bien. Tranquilo

Le devolviste el abrazo y permaneciste en unos momentos en silencio, entendiendo que las palabras podían llegar a sobrar. Todo lo que hizo Arthur fue apretarte con fuerza entre sus brazos, y suspirar de agradecimiento cuando comenzaste a acariciar su cabello.

- Oye... Los padres no son necesarios- Musitaste- Yo crecí sin uno, y mira como estoy

Él se separó de ti, y te dedicó una mirada ambigua e incómoda, casi de reproche. Una irritación repentina te invadió al sentir que no estaba apreciando lo suficiente tus esfuerzos por consolarlo.

- ¿Me quieres, verdad?- Casi escupiste.

Arthur no fue capaz de devolverte la mirada. Fuiste tú la que tomó su mentón y lo obligo a girar la cabeza.

- Demasiado- Respondió por fin- Todo esto sería un infierno sin ti

- Esta persona que quieres creció sin padre- Tomaste un largo respiro antes de seguir- Mi madre lo echó del rancho por...cosas que te diré otro día. No está....

- Necesito verlo, saber por qué es así con nosotros- Te interrumpió.

- Arty, no...

- Por qué me trata como si no existiera...

Ahora fuiste tú la que no pudo sostenerle la mirada, y el silencio volvió a interponerse entre ustedes.

No querías imaginar lo doloroso que debía ser todo esto para Arthur. Él nunca te lo había dicho, pero cada vez que contemplabas la expresión con la que veía a Murray Franklin podías intuir la desesperación con qué siempre había anhelado tener algo cercano a un padre.

Muy a pesar de tu paz mental, ya sabías perfectamente en lo que estaba pensando.

- Arthur, no hagas una locura. Thomas Wayne es muy poderoso, podría ignorarte como si nada o... lastimarte. Vamos a dormir y piénsalo mañana ¿Si?- Le pediste.

Él se quedó mirándote fijamente, sin la voluntad de articular una respuesta.

- Por favor...-Le suplicaste con la voz temblorosa, tomando sus dos manos con las tuyas.

Arthur suspiró y asintió levemente, levantándose del sillón para guiarte de la mano hacia su cuarto. Su rendición no te inspiraba la menor tranquilidad, pero quizá una noche de sueño envuelta en tu calor lo ayudaría a pensar todo con más calma.

Generalmente, cada vez que dormían juntos prefería abrazarte por detrás, sin duda disfrutando la sensación de protegerte. Sin embargo, esta vez fue diferente: No bien se hubieron arropado bajo las sábanas, te envolvió con sus brazos frente a frente y hundió su rostro en el hueco de tu cuello, sin aflojar la fuerza con la que te sostenía hasta que ambos lograron dormirse.

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Notas al margen:

¿Que creen ustedes? En lo personal siempre me quedó la impresión de que era realmente hijo de Thomas Wayne. No se me ocurre quien dejaría adoptar un niño a una mujer soltera y enferma mental. Además ella misma dijo que la hicieron firmar unos papeles, por lo que la adopción pudo ser perfectamente un truco de Thomas para no hacerse responsable.

Pobre Arty bebé. Merece todos los abrazos y amor del mundo.

Vecinos [Joker x Lectora]Where stories live. Discover now