17. Soldadita de juguete

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Eyy, mis Joker-Lovers. Lo siento, no estaba inspirada.

Pero les juro que este cap era puente. De aquí sigo actualizando regularmente.

Le dedico este cap a Bri, Gwynplaine . No sabes como quería seguirlo, tu eres la mujer más amante del Arty, y probablemente su esposa ficticia. Acá está.

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La vieja máquina que tenían en el hospital se tardó una eternidad en terminar el café, tiempo que tuviste que matar esperando en el pasillo con las miradas del personal clavadas sobre ti. En un principio, cuando estabas preocupada por la madre de Arthur, la excesiva atención que atraía tu maquillaje de arlequín te incomodaba en extremo, pero cada vez se sentía más diferente: Ahora, esas miradas de asombro, y a veces hasta temor, te provocaban un agradable calor por dentro.

Mientras te ibas acercando a la puerta de la habitación de Penny, la voz de Murray Franklin se interponía sobre el silencio del hospital, haciéndote sonreír inconscientemente: Ese programa siempre había conseguido elevarle el ánimo a Arthur.

Cuando entraste al cuarto, viste fue a Arthur con la mirada fija en el televisor, pero su expresión te dijo de inmediato que algo no andaba bien.

- "Uno más. Uno más, Bobby"- Decía Murray en la pantalla- "Me encanta este tipo"

Y ahí estaba. Ese video de la noche en que Arthur había hecho su presentación en el club de comedia de Pogo. En el programa de Murray, para que todo el mundo lo viera y se burlara.

- Pelmazo- Resoplaste con ira, olvidándote por completo de los buenos modales que te inculcó tu madre mientras te apoderabas del control remoto y apagabas la televisión- No tiene una mierda de clase

Te dejaste caer al lado de la silla de Arthur, alargándole el café que habías ido a buscar para él. Él sólo lo recibió, incapaz de tocarte o decir palabra alguna. La verdad era que cualquiera que llevara un poco de tiempo conociéndote sabía que era preferible no molestarte cuando estabas enojada.

De pronto, un sollozo dejó tus labios, y te abrazaste a Arthur como si en ello se te fuera la vida. Él sólo se dejó, incapaz de desviar la vista de la pantalla, como si el programa aún siquiera allí.

- No es nada- Dijo después de un rato, acariciándote ausentemente- No estés mal

- Vamos a casa, por favor- Susurraste, abrazándolo como si en cualquier momento su cuerpo pudiera desaparecer entre tus brazos- Mañana será otro día

Esa noche fue extraña.

Antes de lo que ocurrió con Penny, lo único en lo que pensabas era en pedirle una explicación por desaparecer e ir a la mansión de Thomas Wayne, pero la situación ya no estaba para eso. Aprovechaste cada segundo de insomnio para observarlo dormir, sin poderte quitar ese horrible presentimiento de que en cualquier momento ese Arthur que aun amabas sería arrancado de tus brazos.

A la mañana siguiente, volviste a despertar sola en la cama.

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"Las manos siempre en los bolsillos de su gabán....Pa' que no sepan en cuál de ellas lleva el puñal"

Justo ahora, en el televisor del desolado pasillo de emergencia pasaban el video promocional de "Pedro Navajas", de ese cantante panameño que le encantaba a Sandy.

- Oye Arthur, no te pongas así. Voy a estar bien- Musitaste débilmente al sentirlo encorvarse y sollozar sobre su silla.

- Te pudo haber matado

- Pero no lo hizo, y no volverá a dañar a nadie. Escuché algo de muerte cerebral

Fijaste tu vista en el techo, y por alguna extraña razón, ese níveo desteñido te pareció muy bello. Podrías haber jurado que te habían inyectado más tranquilizantes de lo necesario, pero en este momento no podía preocuparte.

- Quisieron decir que es imposible que alguien sobreviva luego de que le partieran el cráneo de esa forma- Resopló Arthur.

Cuando te levantaste esta mañana y partiste a la universidad, no podías haber previsto que justo hoy te tocaría volver a encontrarte con el tipo que intentó abusar de ti en la fiesta. Y no sólo eso: te había estado vigilando como un sabueso durante todas las últimas semanas, y había previsto justo el día en el que te verías obligada a salir tarde de la universidad para seguirte.

Obviamente intentaste huir, pero él había planificado las cosas demasiado bien, y te había acorralado justo en el lugar más remoto y oscuro del campus. Al verlo sacar de entre sus ropas una navaja, y saber que a pesar de tus habilidades en Krav Maga sería complicado no salir herida de esto, tardaste demasiado en decidir cómo proceder: No oponías resistencia y salías ilesa, pero jamás se haría justicia, o intentabas huir, pero te arriesgabas a terminar gravemente herida o mutilada.

No lo habías considerado en un principio, pero había una tercera opción: Era una opción maravillosa, y sólo se te vino a la mente en el momento en que la hoja de la navaja perforó la piel de tu muslo.

Luchar

Quizá fue la adrenalina, pero a partir de ese momento no recordabas haber sentido ni una pizca dolor. Y destrozarle la cabeza a ese tipo fue de lo más hermoso que sentiste en tu vida.

- No te preocupes por mí, Arty. Mejor ve a ver a tu mamá- Le sugeriste, estirando tu brazo hacia su hombro sin levantarte de tu silla de ruedas.

- Ella me dijo que viniera a verte a ti. Dos veces- Respondió él con hastío, dejándose caer en una de las butacas a tu lado.

- Está bien, supongo

Al rememorar el momento de la pelea mientras veías la televisión, no pudiste evitar esa sonrisa serena y satisfecha, aun cuando sabías que Arthur te observaba.

- Por qué diablos te ríes- Dijo entre dientes- Ya no deberían afectarte las drogas

- Creo que se les pasó la mano

- Ah...

- Lo siento Arty. Yo...

Te interrumpiste y tomaste un largo respiro antes de seguir, súbitamente consciente de lo desquiciada que podías llegar a sonar.

- Estoy...feliz. Hace mucho tiempo que no sentía algo así

Él se quedó observándote en silencio, como si no te conociera.

- Lo que hiciste, lo de esos tres ... Lo entiendo perfectamente. Y hasta diría que estoy orgullosa

Luego de eso, un pesado silencio cayó entre ustedes. Ver a Arthur así de taciturno siempre te causó melancolía.

- Arthur...Aún no me respondes que te pasó en la cara ¿Te golpearon, verdad?- Preguntaste, alargando tu brazo para acariciar el costado magullado de su rostro.

- Te lo contaré todo uno de estos días- Respondió suave pero cortante, acallando totalmente tus ánimos de hacerle más preguntas- Vamos a casa, te prepararé sopa

"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...ay Dios"...

Escuchaste la melodía de la canción hacerse cada vez más tenue mientras Arthur empujaba tu silla de ruedas hacia la salida del hospital.

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Ahora se vieene la metamorfosis.

Vecinos [Joker x Lectora]Where stories live. Discover now