Traicionera - Segunda temporada.

Iré.

Habían logrado escapar, no sabían exactamente cómo pero lo habían logrado, estaban por salir de aquella isla... Estaban por ser libres.
Sus corazones latian a una velocidad descomunal mientras corrían a ciegas en la oscuridad de la noche, sin saber hacia dónde se dirigían,tan solo... Buscando una salida. ¿Salida? Aquel lugar parecía no tener escapatoria y eso estaba desesperando a Vegeta; él tenía que volver ya a Japón.

Escucharon disparos a la distancia y los asustó de tal forma que su acompañante tropezó y cayó. Trató de ayudarlo a levantarse y, mientras lo ponía de pie, una bala impactó certera y directa en la cabeza de su amigo, cuando la sangre le salpicó en la sangre tiró el cuerpo sin vida y retrocedió unos pasos para volver a caer.

— ¡El sujeto que venía con él está muerto! - Gritó, uno de ellos, después de verificar que de verdad haya muerto.

— Él no importa, ¡Quiero a Vegeta vivo! No sé cómo lo harán pero lo quiero aquí y ahora.

Ni siquiera recordaba cuánto llevaba corriendo, se encontró a sí mismo en las orillas de la isla, rodeado de agua por un lado y de hombres con armas del otro, necesitaba un milagro. A lo lejos, una pequeña embarcación se anclaba junto al mar, la esperanza de poder salvarse volvió a existir.

Tan sólo subir y desatar la cuerda, fue tiempo suficiente para que los malos lo atrapasen y le dieran un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.
Despertó un poco más tarde, con la vista nublada y los recuerdos confusos,sin saber si realmente escapó o si sólo fue un sueño.

Supo que había Sido real pero que no funcionó muy bien cuando vio el cadáver del chico junto a él, miró a su alrededor y notó que estaba afuera, encadenado a una palmera y sin la camisa, la cara chorreando de sangre por el golpe y los pies adoloridas y sucios por la carrera que hizo hace un momento.

— ¡Oh! El bello durmiente ya despertó - Gritó el moreno, giró a hablarle de algo al guardia, él no lo comprendió porque hablaban en portugués, le dió algunas indicaciones y el otro se fue, volvió a mirar a Vegeta - ¿Sabes? De verdad creía que ibas a lograr huir, tengo que admitir que fuiste bastante astuto;no todos logran burlar la mitad de mi seguridad y de mis hombres - Llegó hasta el pelinegro y sonrió con su blanca dentadura - Pero... ¿Y de qué te sirvió? Mira al pobre chico, Vegeta - No lo hizo porque sabía que estaba hablando del joven que lo acompañaba - Murió muy joven por tu culpa.

— Basta ya, te he dicho que me haz confundido con alguien más - Soltó el monólogo que ya se le hacía costumbre. La risa histérica y ya suficiente cansada de aquello, se oyó de la manera más retorcida posible.

— ¿¡Hasta cuánto con eso!? ¡Deja de fingir, hijo de puta! Aunque te hayas cambiado de vida, sigues siendo tú, Vegeta Kings, el hijo de "El rey" - Acercó su rostro al de Vegeta y lo miró con diversión - Involucrarse con la hija de uno de los narcos más importantes de toda Asia y América no fue tu mejor decisión, esa chica fue tu perdición.

Él podía opinar lo que se le antoje, pero para Vegeta, Bulma podía ser de todo;grosera, orgullosa, berrinchuda y difícil de manejar, pero nunca su perdición, ella la salvó, mas bien;por más ilógico que parezca, aquella oji-azul, con su mirada seductora y decidida, su carácter de la mierda y su cuerpo de sirena, logró robarle cada pedazo de su corazón y transformarlo,de eso no tenía dudas.

— De verdad no sé de qué estás hablando - Volvió a repetir por milésima vez en lo que llevaba ahí.

— Te lo he dicho antes y te lo voy a repetir;sea como sea, pase lo que pase, con los medios que sea, tú caerás... La dinastía Kings por fin se vendrá abajo y yo voy a presenciarlo... Disfrutando cada segundo.

Lo último que sintió fue otro golpe y el resto era oscuridad.

(...)

Al otro lado del mundo, las cosas no eran... Buenas... En realidad, estaban bastante mal.
Bulma, Gokú, Milk y el pequeño Gohan, se encontraban en serios apuros. A las 7:00pm, un grupo armado ingresó a la casa y los rodeó, mas no era cualquier grupo vandálico que entró a robar... Era mucho más grande.

— ¿Sabes por qué huí? Lo hice de esto, de toda esta mierda en la que vives y dices que está bien pero no es así - Gritaba furiosa, Bulma.

— Hija mía... No sé porqué te resistes a esto, es tu destino y lo tienes que aceptar, así que deja el drama y ven conmigo - El hombre de mediana estatura y con varios años cargados encima, le tendió la mano.

— Escucha muy bien, Padre, tú ni siquiera mereces que te llame así, tú eres un ser despreciable que sólo le interesa aprovecharse de las personas, no hay, ni una sola razón para que yo vaya contigo - Dictaminó.

— ¿Te parece razón suficiente acabar con la vida de tus amigos? - Hizo una seña con la cabeza y el hombre tomó a Gohan.

— ¡Suelta a mi hijo, maldito bastardo! - Tuvieron que sostener a Gokú, entre dos, para que no se lanzara contra el otro. Otra arma apuntó en la cabeza de su mujer, y eso lo detuvo. El que tenía a Gohan sonrió con malicia y burla - Juro que yo seré quién acabe con tu mísera existencia.

— ¿Qué dices,Bulma? - La azulada estaba en serios problemas, sabía cómo era su padre y que de verdad lo haría - Si es así - Hizo otra seña y el hombre preparó el arma para disparar.

— ¡No! - Gritaron los padres.

— ¡Detente! - La chica reaccionó y miró a su padre con lágrimas en los ojos - Iré, lo haré pero no los lastimes a ninguno de ellos, por favor - Suplicó. Su padre sonrió,en victoria.

— Bulma... - Susurró ahogado de felicidad y tristeza, Gokú.

— Es increíble lo débil que te han vuelto estas personas y el sentimentalismo - Se burló - Si por mí fuera ya estarían muertos.

— ¡Dijiste que no les harías nada si me iba contigo, es el trato!

— Y yo soy hombre de palabras, querida - Le volvió a tender la mano.

— No estoy segura de que tu palabra valga una mierda. No sé si confiar - Murmuró ella lo suficientemente alto para que él lo escuchara. Le pasó por un lado y uno de los guardias de la llevó. 

— Y tienes razón en lo hacerlo - Dijo también, cuidando de no ser escuchado - Mátalos, pero espera que nos vayamos. El que recibió la orden asintió sin rechistar ni preguntar.

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Antes de que se me olvide; estén atentos al libro de avisos, habrá uno sobre Psicópata. Nos leemos pronto.