24 horas

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Tal vez Bulma aún no recuerde mucho, tal vez aún no sepa quién es, qué hará o a dónde irá. Pero si había algo que tenía en claro es que no quería separarse de Vegeta nunca más.

Era extraño, había una sensación de paz en su interior mientras estaba con él, entre sus brazos, estaba feliz.

No sabía cómo explicarlo pero era tan malditamente bueno aquel cosquilleo en su estómago que se dijo a sí misma que le daría una oportunidad al revoltijo de emociones que sentía dentro de de ella. Se daría la oportunidad de intentarlo de nuevo.

— Bien, desde aquí ustedes son responsables de ustedes mismos - la pelinegra tomó su bolso y la colgó por su hombro. Mira la pareja parada enfrente de ella y sonrió - No puedo creer que en serio voy a decir esto pero de verdad los voy a extrañar - todos rieron - pueden ser un poco molestos y ruidosos, pero supongo que al final del día,aprendí a soportarlos.

— Tengo que admitir que no eres tan mala como creía - dijo Vegeta mirándola directamente a los ojos - Aún no sé que ha cambiado en ti, pero creo que es bueno, ya que estás haciendo las cosas bien.

— Yo no recuerdo mucho - Rieron levemente por el comentario de la peli azul - Pero yo nunca vi en ti una persona mala, al menos no desde el momento que desperté de vuelta en la casa de mi padre - Se acercó a ella y le tocó el hombro - Muchas gracias por estar a mi lado aún si no me soportabas.

— Como ya dije,aún los sigo odiando - se miraron y sonrieron por última vez y della casa a una dirección desconocida para la pareja.

— ¿Y ahora? - Preguntó,ansiosa.

— Creo que es hora de que nosotros también volvamos al mundo real - suspiró - Debo ir con mi madre, hay tantas cosas que tenemos que arreglar aún.

Unos minutos después ya estaban rumbo a la carretera, conduciendo hacia el centro de la ciudad, para ir a buscar a la familia del pelinegro. Ambos sabían que les esperaban muchas cosas. No sabían que pasarían al llegar ahí, quizás nada, quizás todo. No tenía miedo de su padre, aquel hombre estaba completamente loco y podría ser cualquier cosa. ambos estaban seguros de que no estaba para nada feliz con su escape y, seguramente, algo tenía en contra de ellos.

El corazón empezó a latirle con fuerza ambos al estar enfrente de la gran casa. Se tomaron de las manos y se miraron a los ojos, prometiéndose mutuamente que no se dejarían el uno al otro.

— ¡Mamá! - grito pero nadie respondió, y eso era extraño ya que su mamá correría como loca hacía él apenas lo escuchase llegar. Era tan extraño el gran silencio agarraba aquella casa - Algo está mal - susurró al darse cuenta de que muchas cosas no estaban en su lugar.

Era Claro que su mamá no estaba ahí, en esa casa no había nadie. Las cosas estaban patas para arriba, había desorden y caos por donde sea que lo miraras. Esta no era la casa en la que estuvo la última vez, y estaba seguro de que su madre no hizo tal desorden.

Empezó a preocuparse, la ansiedad empezó a ganarle porque sabía que su madre no estaba ahí y que, probablemente, esto fue obra de alguien más.

— ¿Vegeta, qué pasa? - Bulma se preocupó al verlo tan alterado buscando de aquí para allá.

— Tenemos que irnos - Sin esperar respuesta tiró de su brazo y la llevó al auto - Vamos a la casa de Gokú - Dijo. Subió al asiento del chófer y con la vista fija al frente arrancó - Por favor que estén ahí.

— La casa... Estaba hecha un desastre - Empezó a decir Bulma, suavemente - ¿Crees que mi padre...?

— ¡No! No lo digas, no lo pienses - Gritó, alterado y asustado. Perder a su madre era algo que jamás soportaría - Espera... - Una idea llegó a su mente y buscó el teléfono que había comprado en el camino - El número que me hizo memorizar...

Marcó el número que su mamá le dió alguna vez por si necesitaba ayuda urgentemente.

— ¿Hola? - Respondió un hombre al otro lado de la línea. Por su voz se notaba que ya estaba por los cincuenta.

— Señor vicepresidente - Bulma quedó en shock,¿Cómo es que la mamá de Vegeta conocía al vicepresidente? - Soy el hijo de la señora Saiyan - Hablaba atropelladamente, manejando como un loco en la carretera, pasando entre autos y motocicletas.

— ¿Vegeta? - Sí, el hombre conocía al hijo porque la madre siempre hablaba de él - ¿Qué sucede?

— No... - Llegaron a la casa de Gokú y a lo lejos se veía humo, ya más cerca notó que la casa estaba en llamas - ¡No, no! - Le dió el teléfono a Bulma y salió corriendo hacia la casa que ardía en fuego.

— ¿Qué está sucediendo ahí? - Preguntó el mayor sin entender porqué había tanto alboroto.

— ¿Hola? Lo siento, yo soy Bulma, Vegeta está... Ocupado - Observó cómo el pelinegro leía el cartel que se le fue dejado ahí - Ya viene, espere.

"Tienes 24 horas para aparecer o tu madre y toda tu familia van a pagar por tu estupidez, Vegeta King".



— Señor vicepresidente, mi madre fue secuestrada y si no puedo encontrarla en éstas 24 horas la van a matar - Le dijo apenas volvió a tomar el móvil. El vicepresidente quedó sorprendido.

— Dime qué necesitas - Soltó todo el aire en sus pulmones por el alivio que le estaba brindando sus palabras. Su madre tenía razón con que era un buen hombre. Nunca más se lo volvería a discutir.


Una vez la llamada terminó se apuraron a ir a donde él para poder prepararse. Salvarían a su madre a como dé lugar.

Killin y Lazuli llegaron. Al parecer ellos tenían una información de parte de Videl para ir a buscarlos y la llamada fue interceptada y por eso fueron a por su familia. Ahora estaban todos en el mismo equipo e iban a buscarlos, encontralos y salvarlos.


•••

¡Llegué! Si no se leyeron la primera temporada, no podrán entender algunas cosas de los siguientes capítulos. Por ahora, es todo.




¡Se viene nueva historia! Les hago saber que será parecida a Psicópata.

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Traicionera - Segunda temporada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora