No puede ser...

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Encontraron a Bulma, pero... No está con vida.

Pan ni siquiera se dió cuenta en el momento en el que Vegeta colapsó, cayó de rodillas, como peso muerto al suelo. Lo vio romperse y las lágrimas caer por su rostro. Los espasmos del llanto se apoderaron de él y el peso incrementó de sobre manera en su pecho. ¿De verdad así terminaría? ¿El karma le cobraba tan grande todo lo que hizo?

Se sintió pequeño, vulnerable, al borde de un abismo sin escapatoria, en donde lo único que había era dolor hasta el final de sus días.

Le faltó el aire, respiró pausado y empezó a ver todo borroso.

— No puede ser... - Negó con la cabeza y se tiró de los cabellos, las lágrimas eran más constantes y su pulso se aceleraba más de lo normal; estaban teniendo un ataque de pánico.

— ¡Gokú, Señora Prince! - Gritó la chica al no tener idea de qué hacer con él;le estaba asustando bastante y ella no era buena en estas situaciones - ¡Ayuda!

Unos segundos después, la mamá de Vegeta, junto con Gokú y Milk,— Quien había ido ése día—, entraron a la habitación y la desesperación les tomó desprevenidos. No sabían qué estaba pasando, no sabían porqué Vegeta estaba así; él era fuerte, él no estaría así por cualquier cosa... Entonces...¿Qué fue tan malo?

Costó, pero lograron hacer que se calmase y tuvieron que hacerlo dormir con unas pastillas.
Pan explicó lo que sucedió y también lo de la llamada.

— ¿Pero están seguros de que es ella? - Volvió a preguntar la mayor de todos, con la esperanza de que aquello fuera una farsa y así quitarle un peso de los hombros a su hijo.

— Por eso mismo llamaron; quería que alguien cercano fuera a corroborar con ello - Habló de nuevo Pan.

— Iré yo - Gokú se levantó de su lugar y apretó los puños - Después de todo... Soy quien mejor la conoce - Nadie objetó nada y simplemente le dedicó una mirada a su esposa que le sonrió para darle ánimos y se fue.

(...)

— La causa de muerte es por asfixia - Anunció el forense que lo guiaba por los pasillos de la morgue. El lugar no era oscuro ni sombrío, pero sí mantenía aquella esencia que daba escalofríos - Para nuestra mala suerte - Siguió hablando mientras llegaban a una sala - Trataron de borrar toda evidencia quemando su cuerpo - El hombre quitó una sábana para descubrir el cadáver.

— Mierda... - El pelinegro tuvo que desviar la mirada y hacer uso de todas sus fuerzas para no devolver todo ahí.

— Su cara está irreconocible y no podemos buscar huellas dactilares porque los dedos también sufrieron quemaduras, su pelo... Como ya ve... Prácticamente ya no existe - Siguió el viejo y canoso forense - ¿Puede usted encontrar algo que nos indique que es ella.

— No lo sé... - Se animó y examinó con atención el cadáver hasta dar con un detalle - El collar que le hizo Gohan... - Su voz se amortiguó al ver el presente que le entregó su hijo a su mejor amiga cuando llegó, ella nunca se lo quitó y a penas y fue dañado por el fuego... - Es ella. Maldita sea - Se apoyó en la pared y se dejó caer, de espaldas. Le dolía muchísimo y le era imposible no llorar.

— Lo lamento... - Atinó a decir el otro que, con tantos años de ver éste tipo de escenas, el trauma lo había superado y poco sabía de la empatía.

— ¿Qué pasará ahora con Vegeta? Esto terminará por matarlo.

Le tomó unos segundos recuperarse y ponerse de pie para salir lo antes posible de ahí. Todo el camino a la casa de la mamá de Vegeta se la pasó llorando. ¿Por qué tenía que ser así la vida? Estaba dolido, molesto... Triste. Sólo pensaba que si él se sentía así,¿Cómo estará Vegeta ante esto? Sentía tanta pena por él que no quería que la carretera lo llevara a ninguna parte y así nunca tener que ser él quien le dé semejante mala noticia.

Pero la magia era real, los milagros no.

El camino se le hizo cortó y pronto ya estaba parado en frente de la puerta en donde todos le esperaban, expectantes.

(...)

— ¿Y qué hago ahora? - Lazuli estaba desesperada,sin saber a dónde ir o qué hacer.

Todo había salido muy mal. Aquella persona que las citó era nada más y nada menos que el señor Brief. Lazuli no lo conocía, personalmente, pero sabía de su fama y de lo que era capaz.

Todo se fue la mierda cuando se llevaron a rastras a Videl y, desde ése momento, no la volvió a ver.

Estaba sola, perdida, cansada y confundida. El hambre y el frío le hacían malas jugadas y las noches eran insoportables. Estaba en la calle y no tenía a dónde ir. Moriría en cualquier momento de cualquier cosa.

— Señorita,¿Está bien? - Levantó la vista y se encontró con unos pequeños ojos negros que la miraban con preocupación.

No pudo decir nada... Sólo se desmayó.

— ¿Killin? ¿Qué sucede? - El nombrado miró a su colega de trabajo.

— No lo sé... Creo que necesita atención médica - Volvió la vista hacia la rubia y Suspiró - Trae mi auto, por favor - El otro asintió y se fue - Estará bien... - Aseguró, colocó su brazo como almohada para la chica y se quedó allí, esperando a por el coche.

Quince minutos más tarde, estaba en una sala de hospital, esperando el resultado.

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Tengo sueño~.
Disfruten, nos leemos ♥️♥️♥️.Bye.

Traicionera - Segunda temporada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora