Sus manos acariciaban aquel arco de roble y encino, del cual las historias contaban, se trataba de un arco mágico, el cual disparaba flechas infinitas cada vez que era usado.
Un premio obtenido tras alguna guerra de hace cientos de años y seguramente por eso, ya no ostentaba tal poder...
Aunque ciertamente, nunca fue comprobado.
Admiró las piedras preciosas que se encontraban en un cofre abierto, sonrió con nostalgia al recordar que ese tesoro pertenecía a una de las primeras encomiendas de su padre, habia logrado el favor de un poderoso gobernante de tierras del oeste después de que realizara una cacería de un goul del agua en su territorio, así que el hombre le había dado aquellas piedras como muestra de su alianza.
Estaba en la sala de tesoros de Lanling, admirando todos aquellos trofeos y recompensas obtenidos por la secta a la que pertenecía, recordando todas las historias de esos objetos, aún si solo las había escuchado o leído una vez, el las podía recitar perfectamente a cualquiera que le preguntase. Era parte de su deber como líder saber todo esto.
Jin GuangYao suspiró al llegar a un estante, en donde reposaban varias armas de corto alcance. Cuchillos, mazos, látigos... Tomó uno de ellos, el cual descansaba en una sección retirada del resto de las armas, y, contrario a las demás, está tenía un talismán atado a su mango.
Era una daga. Uno que perteneció a un hombre despiadado y cruel.
Wen Ruohan.
Este era en más grande logro que había conseguido Jin GuangYao en lo que llevaba de vida, y el que le había dado derecho a ser reconocido como miembro de la familia Lanling: haber asesinado al hombre que causó terror durante décadas a todas las sectas.
Jin GuangYao la observó detenidamente algunos minutos, si prestaba la suficiente atención, podía escuchar los gritos de todas aquellas almas que fueron tomadas por su hoja.
Cerró los ojos, negando con la cabeza, al abrirlos, su mirada se dirigió a otro punto en la habitación.
Una suave sonrisa se dibujo en sus labios.
Camino hasta una cortina oscura, cubierta por varios talismanes de contención, la abrió con sumo cuidado, observando aquello que guardaba.
—A veces olvido que estás aquí, DaGe. ¿Has cuidado bien de este lugar?
Jin GuangYao tomó una silla, colocándose a un lado de la cabeza de Nie Minghue, no estaba muy cómodo al verlo de frente por alguna razón, sin embargo, tenía que hacer aquello sin falta o podría haber consecuencias.
Uno de los talismanes cayó al suelo. Su efecto se había agotado. Jin GuangYao negó con la cabeza.
—Vaya que eres impetuoso. No debería sorprenderme, DaGe, pero siempre lo hago.
De otro gabinete saco un guqin y comenzó a tocar una melodía, después de un par de minutos, descanso sus manos sobre el instrumento.
Respiró con algo de dificultad y su frente se perlo de sudor, aún así, se las arreglo para sonreírle a Minghue.
Guardó el guqin de nuevo en su lugar y con total calma, colocó otro talismán reemplazando al anterior.
Esta vez, se quedó en su lugar.
—Me quedaría más tiempo para charlar contigo como otras veces, pero tengo asuntos que atender.
Después de admirar el rostro de su hermano jurado una vez más, cerró la cortina haciendo una reverencia al retirase.
Con pasos medidos se dirigió al espejo por el que había entrado y salió de aquel lugar.
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Sueños, recuerdos y promesas
FanfictionColecciòn de relatos (Drabbles, OS y viñetas) de Mo Dao Zu Shi para el fictober propuesto por @godessofhelheim Varios personajes. Apegado al canon (pasado, presente y posible futuro). No mas parejas que el Wanxian. Mo Dao Zu Shi no me pertenece, fan...