Manzanita

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Sus ojos se abrieron lentamente y con una ligera molestia debido a la intensidad de la luz que le rodeaba. Tardó un par de segundos en acoplarse a ella y entonces, detalló su entorno.

Nada más que grandes árboles, césped y arbustos le rodeaban, a lo lejos, podía escuchar el ruido de un arroyo y en los cielos, podía ver el vuelo de las parvadas de pájaros dirigiéndose hacia alguna parte.

Tras dar un suspiro decidió incorporarse, sin embargo, una leve dolencia en su pierna derecha le impidió tal acción, justo en el momento en que estaba por verificar si tenía alguna herida, una voz desconocida lo puso en alerta.

Un joven de túnicas oscuras y algo desgastadas salió de entre el bosque, era un poco más bajo y delgado que él, pero sin duda no tenía más de veinte años, su cabello negro estaba sujeto por una coleta alta. Por un momento le pareció que podría ser Wei WuXian, pero el leve ceño fruncido y su actitud un tanto molesta, le hizo desechar la idea, por muchas cosas que Wei Ying era, no podría tener ese tipo de carácter. No al menos en esta vida.

—No se mueva, tardé un buen rato en lograr ajustar la venda, no arruine mi trabajo.

—Pero que... ¿quien eres tú?

Lan Qiren veía con cierto enfado al extraño, nadie osaba hablarle de esa manera y este joven no sería el primero.

El chico le dirigió una mirada extrañada, pero solo se encogió de hombros suspirando pesadamente.

Antes de que Lan Qiren pudiera preguntarle su nombre o presentarse además de preguntar dónde estaban, el joven ya se había acercado para ayudarlo, renuente, aceptó.

—Yo soy...

—Sera mejor que se reúna con los suyos, este bosque es peligroso. Vi algunos hombres cerca del rio, así que no debemos estar muy lejos.

Lan Qiren asintió, aun ofendido por haber sido interrumpido.

—Estos jóvenes de ahora— murmuró comenzando a caminar, sin embargo, pronto se dio cuenta que no podía caminar bien por su cuenta.

—Lo ayudaré— Lan Qiren estaba por negarse, pero de pronto, el joven le tomo del brazo pasándolo sobre sus hombros, sujetándolo con firmeza, a pesar de que el chico se notaba más joven y menos fornido que los jóvenes de su secta –y el mismo— tenía una fuerza considerable.

Caminaron en silencio durante un par de minutos antes de que el joven rompiera el silencio.

—Y dígame gran Maestro, ¿Por qué esta en este lugar? ¿Qué lo alejó del grupo?

Lan Qiren no tenía ganas de conversar, pero dentro de todo, tenía que darle algo de cara al joven por haberlo ayudado hasta ahora.

—No lo sé bien realmente. Estaba guiando a los discípulos de mi secta en una cacería en este lugar, pero una criatura extraña nos atacó y terminé en esta parte del bosque...— su mirada se paseó en los alrededores, preguntándose cómo es que había quedado varado en un lugar tan lejano, los discípulos deberían estarlo buscando y aun le parecía extraño que no lo localizaran.

—¿Estás seguro que es por este lado?

— ¿Gran Maestro, a usted le gustan los animales?

Preguntó el chico de pronto, dejando a Lan Qiren un poco desconcertado, tras un gruñido, contestó:

—No. Mi sobrino tiene muchos conejos por culpa de su... de un hombre muy molesto y también hay un burro que se parece mucho a su dueño— pese que inmediatamente terminó de decir aquello y sabiendo que estaba en contra de las reglas hablar mal de una persona, Lan Qiren no creía que pudiera aplicarse a alguien como Wei WuXian.

Sueños, recuerdos y promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora