Reencarnación

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Una ligera acidez en su garganta le detiene de dar el último bocado a su platillo. Antes de que pudiera decir algo, una suave mano extiende un pequeño frasco hacia él.

Le sonríe a la persona que tiene enfrente.

—Gracias Lan Zhan— toma un sorbo del contenido bajo la atenta mirada de Lan WangJi, Wei Wuxian sabe lo que está pensando y se siente un poco —solo un poco— culpable por no hacer caso a su petición.

—Lo sé, Lan Zhan, esto no me ha matado aún, puedo soportarlo.

—...no te excedas.

Como una recompensa por cumplir su capricho, Wei Wuxian se inclina un poco hacia él, alzando un poco la mano para acariciar su mejilla, el otro lo permite un segundo antes de sujetarla y besarle en el dorso.

Las miradas de la gente a su alrededor no se hacen esperar, después de todo, sus figuras resaltaban sobre todos ellos: ambos casi de la misma altura, uno tenía envestiduras blancas con detalles negros en sus mangas, haciéndole lucir majestuoso, mientras el otro portaba ropas negras con detalles rojos.

Llamaban un poco la atención en medio de esa ciudad industrial a donde Bichen los había transportado desde hace un par de semanas, sin embargo, todos tendrían el pensamiento que habían llegado en uno de los tantos barcos de oriente hasta sus tierras...

Wei Wuxian se encargaba de inventar las historias si acaso surgía la necesidad, agregando detalles aquí y allá que podrían ser o no ciertos.

Después de todo, si dijera la verdad, nadie lo creería. Han pasado casi quinientos años desde que la palabra "cultivador" dejo de usarse en este mundo y otras maravillas, creadas por el hombre, asombraban cada vez más a la población.

El mundo ya no es como solía ser antes y eso, tanto Lan WangJi como Wei Wuxian lo sabían bien.

Sus estancias en el Receso de las Nubes se hacían cada vez más cortas, pues en su búsqueda por el caos y descubrir las maravillas del mundo, llegaron a viajar durante años... hasta que, de un tiempo a otro, se encontraron solo con los antiguos edificios en un silencio frio.

Ya no quedaba nadie en ese lugar.

De las personas más allegadas, supieron exactamente qué fue de ellos, después de todo, tenían demasiado tiempo para no enterarse de una que otra cosa:

La secta Nie había desaparecido hace casi quinientos años una vez que Nie Huaisang, el único heredero de sangre en el clan, falleció de causas naturales a la edad de noventa y siete años.

No supieron exactamente en qué momento la secta Yunmeng había dejado de cultivar para dedicarse por completo al comercio marítimo; Wei Wuxian se sintió mal por eso durante varios meses, pero luego comprendió que, así era como funcionaba el mundo ahora.

Sobre su antiguo shidi, apenas se enteró que había vivido hasta los ciento cincuenta años, tuvo una esposa que solo vio un par de veces en medio de sus viajes, así también se enteró que solo había tenido hijas y estas contrajeron matrimonios adecuados a su debido tiempo.

Lanling apenas se mantuvo en pie como una secta de cultivación después de que los descendientes de Jin Ling tuvieran un conflicto de intereses y terminaran por repartir territorios y propiedades entre ellos.

El tiempo fue un poco más benévolo con la secta Lan. Debido a su localización geográfica y en sí, lo estricto de sus normas de ingreso, se mantuvo casi en una especie de reclusión para no perder su enfoque de cultivo cuando todas las demás ya habían sucumbido, sin embargo, la falta de entrenamiento, luchas y cacerías, no permitía que sus cultivadores pudieran alcanzar el objetivo para el que se entrenaban:

Sueños, recuerdos y promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora