9- Birthday

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Ícaro no podía evitar seguir haciéndose ilusiones. Cuando Ulises le pidió que fuera a cenar a su casa, esperaba algo especial. Sólo había ido de paso un par de veces, cuando no estaban sus padres, pero nunca le había ofrecido ningún plan así. Puede que quisiera hacerle una cena de cumpleaños, algo original y preparado por él, con velas, y flores, y música de fondo... por supuesto, todo eran castillos de arena.

—Mis padres llegarán del pueblo mañana por la mañana, así que si te quedas a dormir te tendrás que ir pronto. Ah, y ya he pedido las pizzas. ¿Vemos el partido?

Nada. Ni cena especial, ni velas, ni música, ni hostias. Ni siquiera un "Feliz cumpleaños". ¿De verdad se había olvidado?

—Pf, lo que quieras.

Ulises se quedó bastante parado ante su respuesta seca, y también por cómo pasó por su lado sin mirarle a la cara para sentarse en el sofá con los brazos y piernas cruzadas. Parecía bastante ilusionado cuando le propuso el plan, y no podía pensar en algo que hubiera hecho mal desde entonces. Decidió no pensarlo, como hacía con casi todo, y sentarse con él.

Ignorar la situación no funcionó esa vez. Por mucho que Ulises le comentara cosas, él sólo contestaba con "U—huh" y seguía de morros mirando la televisión. Ni siquiera reaccionó cuando llegaron las pizzas y dijo "¡Sorpresa! ¡He pedido tu favorita! ¡Carbonara!" le miró a los ojos, a pesar de que sabía perfectamente que a él no le gustaba demasiado la pizza carbonara. Ahora que lo pensaba, menuda tontería. ¿Por qué se había gastado el dinero en una pizza que ni siquiera le gustaba?

Fue a la cocina a por vasos y unas tijeras con expresión preocupada, intentando recapitular todo lo que había hecho y sin encontrar nada que hubiera enfadado a su amigo. Y, en ese momento, como si hubiera pensado demasiado fuerte, se apagó la luz. Dejó de escuchar la televisión, así que se había ido en todo el piso. Salió al comedor, tanteando la pared para no chocarse con nada.

—¿Ícaro?

—Estoy aquí —escuchó desde una silueta que se veía al lado de la ventana—. Se ha ido la luz en todo el barrio.

—¿En serio? —se acercó a él por detrás—. Esto puede ir para largo...

—Lo mismo es una señal para que me vaya a casa

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—Lo mismo es una señal para que me vaya a casa.

—No. Espera aquí.

Ícaro sintió cómo Ulises se alejaba y se metía en alguna habitación. Escuchó cómo trasteaba en algún sitio, rebuscando y soltando algún "¿Dónde coño meten estas mierdas, joder?" y "¡Me cago en la hostia!" mientras lo hacía. Al final, escuchó cómo se sentaba en el sofá.

—Tu mechero.

No se le ocurría por qué querría su mechero pero, sin sentarse, tanteó en la oscuridad hasta encontrar su mano tendida. La cogió para que no se le perdiera de nuevo entre las sombras y buscó el mechero en su bolsillo para, seguidamente, ponérselo en la palma de su mano y cerrársela él mismo. Pasaron segundos hasta que vio una pequeña llama bailando inestable sobre la mesa.

Too CloseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora