Invitarte

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La azabache descansaba, la profesora de danzas no se había apiadado de su ser,se sentía totalmente destruida, no dolía pero era una extraña sensación de sencibilidad en su cuerpo, como si pesará, mañana le dolería bastante, no fue un buen día para su cuerpo.

Se sobresalto por un sonido, este era el de su celular, sacudió su cabeza y contestó.

— holaaaaa — escucho la voz de Alya saludando con su entusiasmo.

— hola Alya — sonrió Marinette.

— chica escuchate estas algo ¿Cansada? — la chica se escuchó como suspiro.

— bueno digamos que hoy no fue el día para mí, el universo me dió una patada celestial que hace mi cuerpo de gelatina — así se sentía, si quiera tenía ganas de hablar.

— y que lo digas, la mayoría de personas hablan sobre su reciente encuentro entre tú y Chloe — la azabache abrió los ojos mientras se ruborizaba, pero los vidrios eran polarizados fue casi hace tres días.

Empezó a sentir sus manos sudar.

— ¿Cómo se enteraron? — pregunto alterada.

— vaya chica, recuerdas los anuncios del instituto pues allí publicaron exactamente quienes participarían en las olimpiadas — la de coletas entendió, suspiro más aliviada, por un momento se sintió atrapada, no quería soltar esa experiencia, ella no soltaría tampoco a Chloe.

—¡Oh! Jajajaja la verdad es que no quería hacerme con Nathaniel no hubo opción — está vez su voz sonó más animada a lo cual su amiga respondió.

Fue una charla muy interesante.

(...)

Marinette llego nuevamente al colegio, ayer hizo mucho ejercicio y hoy ahora el dolor era presente, se sentía mal, a pesar de tomar pastillas para el dolor, antes de que si quiera llegará a hablar con Alya intervino un rubio con una sonrisa hermosa, la abrazo suavemente, ese tacto se le hizo extraño, pero aún así era confortable de alguna manera, el era fuerte y allí se notaba cuanto trabajo hacía. Después de esto tomo el rostro de Marinette, la azabache se sentía incómoda, nunca había estado tan cerca, sus manos temblaban, el chico soltó una risa.

— eres preciosa mírate — le dejo un beso en la mejilla, de cierta manera la incomodidad le hizo sonrojarse, sin previo aviso el chico la beso, se sentía tan diferente, tan necesitado, solo podía responder, a pesar de que ella sabía la verdad, Chloe fue la única que tuvo el coraje de enseñarle.

Todo termino como empezó, el chico se separó, pero antes de que dijera algo, Marinette fue jalada bruscamente, se encontró con otros cabellos rubios, esos rizos, su mirada, pero también sabía por qué debería estar allí y aún sentía la sensación repulsiva.

— acompáñame fuera de la escuela — hablo con dificultad a punto de explotar, estaba conteniendo el ataque de ira Marinette lo sabía, su brazo lo sabía, sentía culpa.

No dijo nada, solo la acompaño, cuando estuvieron afuera Chloe pateó todo lo que estuviera a su alcance, sabía muy bien la sensación de no poder ayudarle, lo había provocado, lo sentía tan presente, sin más cuando vio que se estaba haciendo daño intervino, la sujeto fuertemente de la cintura.

— ¡Chloe! Basta por dios mírate — la azabache gritó, estaba desesperada, podía sentir como todavía estaba tensa como intentaba dejar de patear y golpear, cuando por fin lo hizo respiro, tomo a Marinette, sus ojos se veían cristalinos, eran hermosos, pero estaban algo dañados. Ella se veía a si misma.

Cómo pudo Marinette arrastro a Chloe dentro del vehículo, cerró la puerta viéndola, estaba casi como en un trance, no sabía que hacer jamás había visto un ataúd ese ira tan fuerte en la chica, le temblaban las manos, en ello recordó algo, Marinette se levantó de su puesto, se sentó en las piernas de Chloe mirándola.

— ¿Por qué lo besaste? — salió casi como si fuera a llorar, pero no lo hacía, Bourgeois era muy orgullosa para llorar.

—se supone que somos novios, pero yo no lo bese el me beso a mi — Marinette agachó la cabeza — fue mi error — susurró.

En eso siente como Chloe respira, le abraza suavemente, todo se repite todo queda igual de alguna manera, es para bien, ese bienestar pero a qué punto, a veces Dios quien nos observa, y para los no creyentes el universo nos observa, siendo seres tan pequeños necesitando solo roces, en nuestras pequeñas cosas incompletas. Simplemente volvieron a juntar sus labios pero fue corto solo para sanar la herida. Chloe le basto con solo eso para perdonarla, la sangre le hervía pero no era su culpa, veía una cara de confusión, la verdad es confusión era la suya, ambas se veían casi desnudas, por qué sus espíritus a pesar de estar escondidos estaban allí.

— podría invitarte a una reunión familiar — soltó de repente.

— Sabrina no podría ir—

— ella tiene trabajos, además no le gusta este tipo de cosas, es una chica bastante atareada — Chloe suspira — de verdad no quiero ir sola,  simplemente si no aceptas no iría — bajo la cabeza sentía nuevamente ese nudo en la garganta, la voz de su madre, el amor falso, todo.

— si es tan importante lo haré ... Pero necesito que hables con mis padres — volteó la mirada como si no hubiera otro lugar en el mundo y Chloe soltó una sonrisa.

— está bien, aunque sabes que tienes 17 años y no falta mucho para que cumplas los 18 — dijo riéndose casi, su humor era el mismo.

— suelen ser un poco protectores— está sonrió, Chloe sintió un pequeño dolor, sus padres a penas si la recordaban era esa sensación tan encontrada, pero especial, quería cambiar Chloe Bourgeois no sería como ellos.

— bien entonces así será — en eso Chloe se forma en el asiento del conductor.

Marinette le miró extrañada, pero no dijo nada, Chloe agarro las llaves encendiendo el auto, la de coletas seguía mirándola atenta a cada expresión su sonrisa se formó, fue tonta, es como si no pudiera parar su corazón, todo esos sentimientos la confundían.

— lo siento por hacer que predieras clase — se disculpo Chloe con ese orgullo, pero tono elegante.

— no te preocupes, de todas maneras me agrada estar aquí — sonrió volteando la mirada, lo dijo sin pensar, Chloe jamás había escuchado algo así.

Vivo De Rodillas (Chloenette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora