Algo

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—callate — dijo imponente Chloe al chico que estaba allí, quien se había acercado a ella, rodó los ojos y siguió viendo a otro lugar.

Le fastidiaba mucho, si quiera pensar quién era esa mierda de persona para tocarla, la mirada imponente de Chloe hizo el chico callar inmediatamente, pero sin mas la agarro de la cintura y le besó está se resistió, no más de un segundo paso para que se dejará llevar.

No le gustaba mucho la sensación, era totalmente opuesta a lo que se imaginaba pero apenas si Chloe Bourgeois lograba tener un novio de su alcance, el era un príncipe, lastimosamente no el suyo.

Ya había pasado bastante tiempo desde que salían, un día simplemente no aguanto más, en la cena familiar le termino, todos tenían tan bellas esperanzas de la pareja, que con esto se destruyó. Chloe subió las escaleras, estaba enojada, frustrada consigo misma, no lograba sentir nada absolutamente nada, sus ojos estaban cansados de llorar, muchas veces la reina iba a su cuarto, solo para desahogar sus penas, la reina llora, la reina no es perfecta, pero su ego es tan grande que París es pequeño. Acaso habría algún delirio que su poder no alcanzará claro eso era su infelicidad.

Después llegó Adrien, un chico simpático tanto como ella, ambos reyes de muchas cosas, hechos del derroche, ellos estaban muertos, no se hicieron sino daño, se conocieron, se hablaron, pero de mejores amigos no lo eran.

Chloe vio como el rubio extendía su mano hacia ella, ambos eran perfectos, cada uno agarró su mano empezando a bailar, pareciera que se combinarán, cada uno tenía ese aire de ser el principal. Tengamos en cuenta que no todo es perfecto, después de esto Adrien se sentiría vacío e iría a por otra más, aunque Chloe le parecía diferente, como si algo le impidiera soltarla.

Esa era la verdad Adrien en un momento se enamoró de Chloe Bourgeois, pero ella no llego a sentir nada, el ego era el principal señuelo de ambos, por lo contrario la de ojos azules lo utilizaba para intimidar.

Sufrió mucho Adrien, pero nunca más estaría en algo tan tóxico, viendo la ironía, todo de ellos estaba mal, Chloe hasta vio su primera vez tan especial que le dolió demasiado, más por el chico rubio, ella se podía llenar de odio fácil, fue criada en la soledad, los gritos, la miseria de no ser perfecta. Rechazo a Adrien, al resto de chicos que se le acercaron después de eso, la rubia solo confiaba en su amiga.

Ese era su amor, diferente al de los demás, se tenían ese amor y ya, era verdad, eso no era enamoramiento, solo un cariño enorme.

Todo paso tan rápido, cuando entro a estudiar dejando las clases privadas se resigno a ir en una limusina o algo así, caminaba como los demás, no fue hasta ese accidente donde se enteraron de que era hija de el alcalde, la intentaron secuestrar, nuevamente le debía la vida a Adrien, ese odio que le tenía al chico. No volvió a ir caminando, se negaba a hablar con todos, incluso con Adrien. Las chicas le decían de todo, solo por dirigirse a Adrien como un cualquiera, con esto se quitó a todo, solo estaba junto a Sabrina, sola en su casa.

Ahora nos encontramos dónde conoce a Marinette, todo empieza con altanería, e irá ningún se mira, pero se siente bien hablar con alguien, no sentirse tan mal, pero a la vez tu ego alimenta el odio.

Ella empezó a practicar boxeo, por una vez en su vida camino, no sabría explicar esa sensación, por casualidad, vio el cartel, tenía miedo, pero un miedo ajeno le inspiro a lo desconocido.

Ella es una combinación de muchas experiencias más pero estás desarrollan su vida desigual.

Despertó, lloraba a mares, estaba tan destruida con sus sentimientos actuales, es como estar en las nubes, le regreso esa confianza, tenía miedo, se levantó para bañarse y cambiarse, no tendrían clase hoy.

—Chloe — después de haberse cambiado escucho una voz detrás dela puerta su mayordomo.

— sigue —

Entro un tipo de edad, pero con una sonrisa, Chloe sonrió al verlo, hace un mes que tomó vacaciones pero por fin estaba aquí.

— tío — Chloe como niña pequeña se fue a abrazarlo.

— ¿Cómo has estado? — pregunto primero.

— bien, excelente como siempre — respondió la rubia — y tú hace tiempo que no te veía —

— ¡Oh! Excelente las costas de Alemania son preciosas — dijo encantado.

— me parece excelente— sonrió nuevamente arrogante, suspiró, el era uno de sus pocos descansos.

Como dije no todo está escrito por cada sensación, es muy diferente por muchos ámbitos.

— bien y que desea hacer el día de hoy — el padre de Chloe entro en ese instante así que se tuvo que separar del abrazo.

La rubia gruño para sus adentros mirando a ese hombre le dió la espalda y salió por la puerta, seguido de el mayordomo.

— hoy necesito buscar a alguien necesito tu ayuda — suplico Chloe, el señor abrió los ojos, jamás había oído a Chloe así de amable.

(...)

Marinette se levantó como todos los dias, se vistió, pero antes de que pudiera tocar algo de su rutina recibió un mensaje, lo abrió.

"Voy para tu panadería, idiota no me hagas quedar mal en frente de tus padres" Marinette abrió los ojos, bajo demasiado rapido, casi hasta el punto de matarse.

— Papá mamá podrían arreglarse viene alguien de visita, lo siento aviso hace menos de 1 minuto — gritó alterada, a lo que sus padres sonrieron, todos empezando a organizar exageradamente.

La vida de Marinette es menos compleja, pero como todo en la vida siempre tiene sus cosas, la chica atlética, hermosa de ojos azules, era un mar de emociones de características, disimulaba su torpeza que todavía conservaba, ese era el hecho, había renacido poco a poco, hasta el momento no había hecho nada pero estaría dispuesta a sanar.

Ambas chicas son una locura, puede ser perfecto, una locura que pocos se atreven. De un destino amargo que se escuchó.

Ahora sonaba la puerta.

Vivo De Rodillas (Chloenette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora