CANELA

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Mis padres me pusieron Hazel por que, según ellos, cuando nací y me sostuvieron en sus brazos, olía avellana. Por causalidad, creo yo, mis ojos son de color avellana y mi cabello también. Mi papá aún dice que huelo avellana aunque mi shampoo es de vainilla, Jaime me dice que huelo a vainilla, él dice que es algo característico de mí. Sebastián dice que yo huelo a canela, suele decirme que la canela se la utiliza mucho en la aroma terapia y que yo soy su aroma terapia personal. Sebastián es él único que cree que yo huelo a canela. Pero ahora mientras sostengo aquella vieja barra de labial entre mis manos, pienso que tal vez él se refería a mis labios. El labial con sabor a canela fue un regalo improvisados de Ciara, me gustó mucho pero no recordaba donde lo había dejado y lo cambié por un tono rosa, después fue un tono rojo y dejé a un lado aquel labial sabor a canela.

-¿Pensando en cambiar de labial?-me pregunta Jaime mientras sale de la ducha.

Me da un beso en la mejilla.

-No, me gusta el labial que utilizo ahora, este lo encontré por casualidad.

Dejo el labial sabor a canela sobre el tocador y me pongo el labial rojo que utilizo todos los días.

-Voy a ir a desayunar con Ciara y Mila.

-Lo sé, ya me lo habías dicho ¿Estás bien?

-Si, solo algo distraída, eso es todo.

-¿Estás preocupada por tu nueva novela?

Soy escritora y también trabajo en una editorial como editora en la sección de romance, voy ahí tres veces a la semana. Hace años escribí un libro y a la editora en jefe le gustó y decidió publicarlo. Fue un éxito, para mi sorpresa y ahora me piden otro. Ya entregué los primeros capítulos de esta nueva historia y les gustó mucho, ahora quieren que les de el resto de la historia y yo estado algo bloqueada estos días. Desde aquel beso con Sebastián me siento una pecadora, siento que llevo un letrero en mi cabeza que dice adúltera. Incluso he pensando en irme a confesar a pesar que no creo en eso.

-Tengo una especie de bloqueo y no puedo pasar de aquel capítulo. Es frustrante.

Aquel beso también me sirvió de inspiración para una nueva historia, sé que no debería empezar a escribir otra historia cuando aún tengo una por terminar pero las ideas vienen a mi mente y necesito desahogarme de alguna manera. Escribir es la única manera que tengo de liberar mis emociones, ha sido así desde siempre. Ciara mi hermana cocina cuando se siente estresada, ella hace galletas o pasteles, le gusta hornear en grandes cantidades para sentirse mejor. Ciara estudia gastronomía, es muy buena. Henry corre para controlar sus emociones al igual que Jaime. A veces, cuando un paciente muere y el siente que pudo hacer más, se levanta a las cinco de la mañana y sale a correr. Yo también me suelo quedar despierta y lo espero en la sala de la casa.

-Creo que debes relajarte, estás muy tensa estos días. Debes ir con calma.

-Tienes razón, debo ir con calma.

Cuando llego a la cafetería y el olor a pastel de mora característico de este lugar inunda mis fosas nasales, recuerdo la primera vez que vine aquí y con quien. De todos los lugares tenía que escoger este. Salgo del lugar para sentarme a en las mesas de afuera a Mila no le gusta mucho sentarse afuera pero no creo que le de mucha importancia.

Él sujeta mis brazos sobre mi cabeza y me desafía con la mirada.

-¿Ya estás cansada Donovan?-me pregunta en tono burlón mientras entra con fuerza dentro en mí y yo dejo escapar un fuerte gemido por la sorpresa.- Vamos, creí que tenías mas resistencia. Estudiaste ballet por años.

Por favor, no digas que me amas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora