Tengo que aceptar que todo esta absolutamente perdido, que el tren ya colapsó. Que el huracán que soy destrozó todo a su paso, que me he quedado sin nada. Tengo que aceptar que lastime a las personas que amaba y también me lastime a mí en el proceso. Mi mente me grita que me mueva, que haga algo pero mi cuerpo se rehúsa a cooperar y me quedo de rodillas frente a la puerta esperando que él regrese, que vuelva a mí y me lleve a la habitación. Que me diga que podemos solucionar esto. Pero él no va a volver. Sus cosas están aquí pero él se fue para siempre, jamás va a regresar a mí. Una parte de él murió en la cocina de esta casa al saber la verdad. Una parte de Sebastián también se perdió en la sala de esta casa cuando dije esas terribles palabras. Estaba enojada con él, enojada conmigo y enojada por toda esta situación y me desquite con él. No debí decir eso, debí pedirle que fuera a su casa y debí hablar con él después. No, debí hablar con él en su casa, cuando él estaba mal. Debí hacer tantas cosas pero ya no importa, Jaime se iba a enterar y ahora no hay forma de saber si fue mejor que se enteré así o de una manera más sutil. Creo que da igual, iba a doler de todas formas.
-¿Qué hago ahora?
No me puedo levantar, todo duele y nada parece real. Lo que sucedió vuelve a mi mente y me encuentro llorando de nuevo, sollozando a la nada y gritando por alguien que no vendrá. Las paredes parecen que van a caer sobre mí, siento que me van aplastar y no me puedo mover para alejarme de aquí. Todo colapsa a mi alrededor y yo estoy siendo enterrada por los escombros de lo que un día fue un matrimonio, de los sueños y promesas, de buenas épocas. Duele, todo duele y sé que merezco este dolor, sé que lo hago por todo el daño que he causado, yo soy la culpable de todo esto.
Te mereces este dolor, Hazel.
La condena
La caída
Las lágrimas siguen cayendo, no se detienen como si la presa que las mantenía controladas se hubiera roto y ahora salen sin control, nada las puede detener. Y nadie viene, a nadie le importa porque acabo de lastimar a los dos hombres que me amaban a pesar de todo. En esta casa, ambos fueron lastimados en esta casa que tanto amor me dio, esta casa donde compramos cada detalle pensando en todos los años felices que viviremos aquí.
La puerta se abre y escucho un jadeo de sorpresa y después unos brazos me sostienen con fuerza. Una cálida voz me dice que todo va a estar bien aunque estoy segura que no sabe que a pasado pero ella no pregunta y solo me sigue consolando y yo sigo llorando, mi cuerpo tiembla contra el suyo y ella pasa una mano por mi cabello. Me dice que ella está aquí y que todo va a estar bien pero ella miente, nada va a estar bien. Ya no queda nada que salvar. Yo navegue en aguas turbulentas, sabía que no debía navegar por ese lugar pero me sentía atraía por lo prohibido y lo hice. Navegue y el barco naufragó, pero aún así no me detuve porque sentí que de alguna manera todo estaba bien pero nada estaba bien y yo me rehusaba a ver eso. Todo se empezó a hundir a mi alrededor y ahora me estoy ahogando yo. Todo esta perdido, ya no queda nada que podamos salvar.
-Todo va a estar bien, hermana, todo va a estar bien.
Ciara me consuela y me permite llorar. Lloro hasta que las lágrimas dejan de salir y los fuertes sollozos se vuelven leves lamentos. Cuando los sollozos se detienen y unas cuantas lágrimas silenciosas caen ella me lleva hasta el sofá.
ESTÁS LEYENDO
Por favor, no digas que me amas ✔
RomanceEngañar a mi esposo esta mal, lo sé, no voy a tratar de justificarme o victimizarme. Sé que esta mal lo que hago y lo peor de toda esta situación es que engañó a Jaime, mi esposo con su hermano Sebastián. Jaime es un buen hombre, es todo lo opuesto...