A mis seis meses de embarazo, es imposible ocultar mi vientre abultado. No me avergüenzo de mi bebé pero me siento mal por él y por la historia que pesa en sus pequeños hombros. Las personas susurran y me juzgan cuando creen que no estoy escuchando. Hablan sobre como engañe a mi esposo y de mi hijo bastardo, son crueles e hirientes y a ellos no parece importarles. Para ellos es solo un chisme para matar el aburrimiento, para mí es mucho más que eso. Me da miedo como pasa el tiempo y saber que pronto mi bebé va a nacer, es algo que me emociona y al mismo tiempo me aterra. Él esta seguro en mi vientre, aquí lo puedo tener alejado de los chismes y malos comentarios, lo puedo mantener a salvo de un mundo que es cruel y despiadado. Pero después no podré protegerlo de eso. No quiero que mi bebé sufra en consecuencia de mis errores del pasado.
Una enfermera me sonríe con amabilidad mientras me hace una seña para que entre al consultorio de la doctora Green. Me levanto y Sebastián me sigue en silencio. No hemos hablado mucho, realmente de lo único que hablamos es sobre el bebé. Es un tema en donde ambos nos sentimos cómodos y yo prefiero quedarme en un tema neutral. No estoy lista para ir más allá, aún tengo mucho en que pensar y un bebé de qué preocuparme.
-Pareces muy tranquila.-me dice él.
Es solo una fachada, no lo estoy y él lo sabe, de ahí su forma de decirlo. Él sabe que estoy nerviosa por saber el sexo del bebé pero sobre todo porque el tiempo pasa. No voy a poder proteger a mi bebé de los chismes pero sobre todo me preocupa que sepa toda la verdad. La verdad que su mamá estaba casada con alguien más y que ese alguien es su tío. No puedo protegerlo de eso. Y si me arrepiento de eso, posiblemente él no estaría en unos meses con nosotros. Pero solo desearía poder tener una mejor historia que contarle sin tener que recurrir a las mentiras.
-Sabes que estoy nerviosa.
La doctora Green nos saluda con cordialidad y me hace algunas preguntas antes de hacerme recostar en la camilla. Estoy nerviosa y ansiosa mientras ella me dice que el gel que va a poner sobre mi vientre va a estar algo frío, ya lo ha dicho antes pero no me importa. Escucho a Sebastián hacerle algunas preguntas a la doctora y ella responde con calma todas las dudas que él tiene. Ella empieza a decir que él bebé esta bien y nos dice los cambios que voy a tener este mes.
-¿Listos para saber el sexo del bebé?
-Si.
Ella nos sonríe y mira el monitor.
-Felicidades, van a tener una niña.
Una niña, es una niña y solo puedo pensar que ojalá ella no cometa los mismos errores que yo.
Por favor, por favor, no cometas los errores que yo cometí.
Sebastián no puede dejar de sonreír y yo me siento algo molesta por su buen humor. Quiero estar lejos de él, quiero estar lejos de todos. Quiero estar en un lugar donde mi pasado no me señale. Una parte de mí quería que fuera niño, los niños lo tienen más fácil. Sebastián lo tiene fácil, a él no lo juzgan tan duramente como a mí, a él no lo señalan cuando pasa y no hay comentarios crueles a sus espaldas. Yo soy la perra adúltera y él es solo el hombre que se enamoró de la esposa de su hermano. Así que yo quería un niño, tal vez a él no lo jugarían de manera tan cruel por los errores de sus padres.
-¿Quieres ir almorzar?-me pregunta Sebastián cuando salimos del hospital.
Muevo mi cabeza.
-Quiero estar sola.
ESTÁS LEYENDO
Por favor, no digas que me amas ✔
RomansEngañar a mi esposo esta mal, lo sé, no voy a tratar de justificarme o victimizarme. Sé que esta mal lo que hago y lo peor de toda esta situación es que engañó a Jaime, mi esposo con su hermano Sebastián. Jaime es un buen hombre, es todo lo opuesto...