Deseo vs Realidad

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¿Qué debo hacer?

Comienzo con ir a casa porque no puedo seguir escapando de aquel lugar. Aquel cálido lugar al que llame hogar desde la primera vez que estuve aquí. La hermosa casa de piedra rojiza, con tres habitaciones, una de las cuales habíamos acordado que la dejaríamos libre para un bebé. No cualquier bebé, nuestro bebé, el hijo que planeamos tener para empezar nuestra familia. Nunca hablamos sobre en que momento sería mejor empezar a tener hijos, sabemos que ahora no es el momento.

Me siento en el sofá café que compramos juntos una semana antes de mudarnos aquí. Fue lo primero que compramos juntos. Miro alrededor e imagino a un pequeño corriendo por la casa, sus pisadas sonando con fuerza contra el piso de madera. Su risa llenando la casa y su sonrisa iluminando todo. Siempre me han gustado los niños, quiero hijos pero no creo que sea justo para aquel hipotético bebé nacer en medio de este caos. Tiempo es todo lo que necesitamos ¿Cuándo tiempo? Eso es lo que no sé, espero que no mucho. Creo que Sebastián solo necesita tiempo para aclarar sus pensamientos, él no puede estar enamorado de mí, él no lo esta. Solo está confundido, hemos sido amigos por demasiado tiempo y pasamos mucho tiempo juntos, eso es todo. Pero si soy sincera conmigo mismo, la idea que él este enamorado de mí me hace de alguna manera feliz ¿Porqué? ¿Acaso aún estoy enamorada de él? No puedo estar enamorada de él después de todo este tiempo, después de conocer a Jaime y casarme con él.

De todos los hombres tenía que ser mi hermano.

Él tiene razón, de todos los hombres tenia que ser Jaime Pierce de quien me enamoré. Pero uno no elige a quien amar, si pudiera, para empezar no hubiera elegido enamorarme de Sebastián. Todo sería más fácil si yo jamás hubiera dormido con él. Todo sería más fácil si no me sintiera confundida.

-Un dólar por tus pensamientos.-la voz de Jaime me hace sobresaltar.

Él luce cansado y puedo leer en su expresión que sea cual sea su emergencia, no salió bien, nada bien.

Golpeó el espacio vacío del sofá para que él se siente. Lo veo dudar un momento y al final se sienta a mi lado. Sus brazos me envuelven y coloco mi cabeza cerca de su corazón para poder sentir sus latidos.

-¿Qué pasó?

Él suspira audiblemente y recuesta su mejilla contra mi cabello.

-Murió.

Es todo lo que él dice y no pregunto la razón, ni el nombre del paciente aunque sé que él lo sabe. A veces él se involucra demasiado, no es algo que pueda evitar. A él le afecta mucho cada vez que no puede salvar a alguien. Él siente que la muerte de uno de sus pacientes es su culpa y yo le digo que él no es Dios, que hace lo mejor que puede pero a veces incluso nuestros mejores esfuerzos no son suficiente.

No eres Dios, no puedes decir quien vive y quien muere.-le digo pero sé que en aquellos momentos él no me escucha.

-Deberíamos irnos de viaje.-me dice después de varios minutos en silencio.

-¿A dónde?

-Podríamos tener la luna de miel que no tuvimos antes.

Cuando nos casamos no podíamos pagar la luna de miel que queríamos. Jaime al igual que sus hermanos solo utilizó el fideicomiso que le dejaron sus padres para pagar sus estudios. Así que el resto corrió por nuestra cuenta, comprar la casa, amueblar y todo eso. Recién terminamos de pagar la casa hace unos meses.

Por favor, no digas que me amas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora