VI

1.5K 172 88
                                    

—Grace, ¿no se te hace raro el tipo con el que estás saliendo? —cuestionó una de sus compañeras de oficina. La pelirroja, quien comía un pedazo de pan dulce, volteó a verla con el entrecejo fruncido.

—¿Perdón?

—Lo que me oíste. El sujeto con el que sales, ¿no se te hace raro?

—¿Arthur? ¿Raro? —cuestionó algo molesta—. ¡Para nada! Es algo reservado, sí, pero no es raro.

Sus compañeras le miraron con peculiaridad y ella continuó con su almuerzo.

—Uno de los guardias nos dijo que tiene una risa, un tanto peculiar y sonora. ¿Sabes por qué se ríe así?

—No —respondió en tono severo.

—¿No? —Inquirió otra compañera—. Estás saliendo con él, ¿y no sabes la razón de la risa?

—Él me lo dirá cuando sienta la suficiente confianza. Y cuando lo haga, no se los diré —Grace se dio la media vuelta y retomó el tecleo a su máquina de escribir.

Las compañeras se observaron con cierta burla y retomaron su trabajo, escuchando como la pelirroja tecleaba fuertemente.

♣♦♥♠

La hora de salida llegó. Grace salió del edificio y buscó a Arthur por todos lados hasta que lo encontró en el puesto de periódicos, mirando las primeras planas.

—Hola —saludó dulcemente. Él volteó a verle y respondió igual—. ¿Qué pasó hoy en ciudad Gótica?

—Una marcha de payasos —respondió sin evitar una amplia sonrisa.

—¿Marcha de payasos? ¿Por qué?

—Protestan a los ricos por ignorar al pobre. Por ignorarnos a todos.

Grace se sostuvo del brazo de Arthur en lo que contemplaba la primera plana. La fotografía mostraba a la gente con máscaras y maquillaje de payaso; alzando letreros con ideas e ilusiones amenazantes. Arthur sintió como su acompañante apretaba su brazo, detonaba un cierto temor.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Es toda esta situación. Cada minuto que pasa la violencia crece; parece no tener fin. Desde el incidente del metro todo se fue de picada.

—Y puede que vaya peor —confesó. Grace le observó y se apegó más él.

—Esperemos y no. No podríamos con tanto.

—Tal vez sí.

—Arthur —llamó—, ¿estás a favor de estas marchas?

—Soy apolítico, Grace. Pero no se puede evitar lo inevitable —Ella cabeceó suavemente y recargó su mentón en el brazo de él—. Está empezando a oscurecer.

—¡Es verdad! ¿Podemos llegar a comprar un pequeño pastel? —Arthur se encogió de hombros—. ¿Qué sabor le gusta a tu mamá?

—Chocolate.

—Bien, entonces un pastel de chocolate será.

Ambos mostraron sus mejores sonrisas y anduvieron hacía la pastelería. Grace compró el mejor pastel de chocolate que encontró y los dos se dirigieron hacía el hogar de Arthur.

Caminaban por la calle cuando Grace prestó atención a unas enormes y largas escaleras; les observó con asombro, ya que nunca había visto unas así, o al menos no había de este estilo en el lado de la ciudad donde ella vivía. Arthur notó lo asombrada que ella se veía al contemplar aquellas escaleras que formaban parte de su rutina diaria.

Joker: A Fair Lady.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora